Pero me parece que en el silencio de mi monasterio he oído la voz de todo el hemisferio que habla desde las profundidades de mi ser con una claridad a la vez magnífica y terrible… Me parece como si la inagotable belleza de todo el Nuevo Mundo, y sus casi infinitas posibilidades, se movieran dentro de mí como un gigante dormido, ante cuya presencia no puedo quedarme indiferente. En realidad casi me parece a veces que esta presencia que hay dentro de mí habla con la voz del mismo Dios: y yo lucho en vano por captar y entender alguna palabra, alguna sílaba del gran destino del Nuevo Mundo… ese destino que está aún oculto en el misterio de la Providencia
Thomas Merton