Al Este del Edén (II)

Soy muy pesado cuando un libro me impresiona. Y «Al Este del Edén» es uno de esos libros que sé que no podré olvidar. Cada página puede ser un pensamiento, una reflexión, una idea en la que pararse horas. Por cierto: nada que ver con la película que, aunque es muy buena, no es más que una décima parte de lo que el libro narra. Imprescindible.

Pues esa historia [Se refiere a la historia de Caín y Abel] me causó una impresión muy profunda, y la releí palabra por palabra. Cuanto más pensaba en ella, más interesante me parecía. Luego me puse a comparar las traducciones que poseemos y son muy similares. Pero había un pasaje que me preocupó mucho. En la versión del rey Jacobo, cuando Jehová le pregunta a Cain por qué está irritado, pone: «Y Jehová dijo: Si obraras bien, ¿no serías aceptado? Y si obraras mal, ¿Estará el pecado a la puerta? Y él siente apego por ti, y tú le domina­rás a él». Fue ese «tú le dominarás», lo que me sorprendió, porque pa­recía una promesa de que Cain podía dominar el pecado (…)

–¿No lo comprende? –gritó. La traducción popular americana or­dena a los hombres triunfar sobre el pecado, y llamáis al pecado igno­rancia. La versión del rey Jacobo contiene una promesa en «Tú le dominarás», queriendo significar que los hombres triunfarán seguramente sobre el pecado. Pero la palabra hebrea, timshel, o sea, «tú podrás», permite escoger. Acaso sea la palabra más importante del mundo, pues da a entender que el camino está abierto (….)

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