Todo poeta y músico y artista, a menos que actúe la gracia, se aparta del amor de la cosa de que habla y se aproxima al amor del hablar mismo, hasta que, en lo profundo del infierno, ya no puede interesarse en Dios sino en lo que dice sobre Él. Porque, como usted sabe, no se detienen en el interés en la pintura. Caen más bajo, se interesan en la propia personalidad y después en nada más que en su propia fama.
C.S. LEWIS, El gran divorcio.

Tiene cosas muy buenas ese libro, merece la pena
gracias