[aPt.10] ¿Necesitas a Dios? – Baja

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El superior de una comunidad preguntó a Abba Poemmen:
“¿Cómo puedo alcanzar el temor de Dios?”
Abba Poemen le contestó:
“¿Cómo podemos alcanzar el temor de Dios teniendo el vientre lleno de queso y de platos de pescado?”

¿Está Dios en tu dieta? – leer «LE5 Al comer… ¿qué hacer?»
¿Con qué sustituyes a Dios? – leer «Dios es mi mejor ansiolítico, JUAN LUIS GUERRA»
¿Estás satisfecho? – leer «¡Adelante! ¡Vende todo!»

«Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores.’ Y la sabiduría se ha acreditado por sus obras»

(Mateo 11, 18-19)

3 comentarios en «[aPt.10] ¿Necesitas a Dios? – Baja»

  1. Mis disculpas, me pueden explicar un poco más como es el temor de Dios:

    “¿Cómo puedo alcanzar el temor de Dios?”
    Abba Poemen le contestó:
    “¿Cómo podemos alcanzar el temor de Dios teniendo el vientre lleno de queso y de platos de pescado?”

  2. El temor de Dios es un concepto que aparece mucho en el Antiguo Testamento y considerado incluso por la tradición como una de las virtudes teologales.

    Facilmente se puede asimilar a una imagen de Dios que ha de darnos miedo, en contraposición al Dios amor y misericordia que se plantea en el Evangelio. A menudo nos vamos a esta interpretación que culturalmente nos resulta más fácil de asimilar que la figura de un Dios misericordioso y amoroso.

    En cualquier caso, hoy podemos ir más lejos y pensar en el temor como «escalofrío», «vértigo»… Cuando una cosa nos maravilla, nos supera, no la podemos abarcar, de alguna forma sentimos un cierto miedo, no negativo, pero sí miedo por aquello que no controlamos y a la vez nos gusta y nos gustaría que no acabara nunca. A escala reducida podría ser la contemplación de un espectáculo, un monumento, un paisaje…

    En el caso del apotegma, habla además de la necesidad de Dios, es decir, temor, como necesidad. El que lo tiene todo, no teme perder a Dios, porque cree que lo que posee es por obra propia y no por la gracia de Dios, es decir, no teme negar a Dios, pues cuanto desea lo posee con la confianza puesta en sus propias fuerzas no en Dios, por tanto no «teme a Dios», no «teme perder a Dios». Cada vez más vivimos olvidando que todo cuanto tenemos nos es regalado por Dios, por eso ya no necesitamos a Dios.

    No sé si es esto a lo que te referías Matilde. En cualquier caso esto es sólo la forma en que lo veo yo

  3. Es más sencillo tener el amor de Dios, porque pensar en el temor a Dios? y no en su amor, sólo dejate amar por El. Piensa en El como tú Padre del Cielo, un padre perfecto, que te protege, te mima, te ama, que te da el consejo correcto, que te rodea como el aire y proveé tus necesidades. Dios no castiga, a El le culpamos si algo malo nos pasa, pero cuando en nuestras vidas todo es felicidad, no gritamos !por qué yo Dios Mío, que he hecho para merecer tanta felicidad?! . Mira si comemos como frenéticos y nos volvemos diabèticos no aceptamos que nosotros nos lo buscamos, lo mismo si nos emborrachamos y chocamos, tampoco si odiamos e intoxicamos nuestro cuerpo de odio y enfermamos. Sooomos tan infantiles e inmaduros que si no hay alguien a quién culpar, lo hacemos ´culpable a Dios. Yo temo más bien que Dios me vea haciendo algo mal a mí ó a alguien porque todo bueno ó malo tiene repercusiones y Dios nos ama tanto que pena me da darle penas a El.
    Yo simplemente no existo sin Dios, pero existo por gracia de El, no por merecimiento propio. Por otra parte para amar a Dios y venerarle se puede hacerlo con el estómago lleno ó vacío, el que ama no necesita pretexto ó justificación.

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