José y sus hermanos

La historia de José (Gen. 37 – 50) es una de las narraciones más hermosas de la Biblia. Ha sido objeto de inspiración para obras clásicas de la literatura universal. La historia de su vida tiene, en el fondo, una finalidad didáctica. Tanto judíos como cristianos y musulmanes ven en él y en su padre Jacob a dos de las personalidades más importantes de las tres religiones monoteístas.

Su vida está marcada por la envidia y el perdón, por la esclavitud y la libertad, por las intrigas y la aventura. Os invito a la lectura de estos catorce capítulos de la Biblia.

Jacob, su padre, había tenido varios hijos de distintas mujeres. José, nacido cuando su padre era ya muy anciano, se convirtió en su preferido. Esto provocó la envidia de sus hermanos. Un día, mientras apacentaban las ovejas en Siquén, su padre le envió para tener noticias de ellos. Estos le venden a unos mercaderes ismaelitas por veinte monedas de plata y se lo llevaron a Egipto. Un ministro del faraón, Putifar, lo compró como esclavo.

Los capítulos 39-41 del libro del Génesis narran la vida de José en Egipto. El Señor estaba con él y no lo abandonó. Al frente de la casa del faraón, José se convierte en la segunda autoridad de Egipto. Es encarcelado por acoso de la mujer de Putifar y allí se revela como interpretador de los sueños de los presos y del propio faraón. (Gen. 40-41).

En el capítulo 42 se relata el encuentro de José con sus hermanos que tuvieron que bajar a Egipto para comprar trigo. La situación de los israelitas era muy dura en Canaán.

Los capítulos 43-50 narran los diferentes encuentros de los hijos de Jacob con su hermano José y, por fin, el encuentro de José con su padre Jacob. El faraón dejó asentarse a los israelitas en Gosén como pastores. Allí vivieron los israelitas hasta el éxodo de Moisés.

José asiste a la muerte de su padre Jacob, a quien lloró durante largo tiempo. José murió, según la tradición, a los 110 años y fue sepultado junto a su padre Jacob en la cueva de Macpelá

José y sus hermanos. Ilustraciones de Gustave Doré.

Joseph, king of dreams

Moisés

Moisés es para Israel el gran profeta y el mediador de la alianza del Sinaí. Dios por su medio liberó al pueblo de la esclavitud de Egipto y selló con él una  alianza, renovando la que había hecho con Abrahán.

Los israelitas, acuciados por el hambre, bajaron a Egipto y allí prosperaron. Durante 400 años fueron emigrantes en Egipto y se multiplicaron hasta que cayeron en desgracia del faraón. Para entonces ya se habían olvidado del Dios de los padres y de la alianza hecha con Abrahán. Pero el Dios fiel de las promesas no les olvidaba. Dios nunca olvida al hombre.

El libro del Éxodo narra el sufrimiento del pueblo y la iniciativa de Dios para liberarlos y llevarlos a la alianza del Sinaí. De unas tribus de esclavos brotó un pueblo libre. Para ello Dios envía a Moisés, llamado en el episodio de la zarza ardiendo (Ex. 3). El Dios de los padres no es un Dios autista, deseoso tan sólo de ser honrado. Está cerca y en su interior penetran los sufrimientos del pueblo que vivía a la deriva.

La liberación del pueblo por parte de Moisés no fue un camino fácil ni cómodo. El pueblo no estaba preparado para caminar en la fe por el desierto. El don del maná, de las codornices y del agua brotando de la roca, prepararon al pueblo para la alianza. A los tres meses de salir de Egipto, del paso del mar Rojo (Ex. 14. 15-31), Israel acampó frente al Sinaí (Ex. 19).

Dios bajó al monte y lo convirtió en su templo. Allí Dios da a Moisés el don de “las diez palabras” que serán la senda de la vida y las deposita en el corazón del pueblo. Pero el pueblo, apenas establecida la alianza, la quebranta. En ausencia de Moisés, le reclaman a Aarón un dios que fuera delante de ellos. Un dios inerte, un becerro de fundición. Abandonan al Dios de la alianza y se crean su propio ídolo.

Moisés bajó del monte, interviene con dureza, pero intercede por el pueblo: “O perdonas su pecado o me borras del libro que has escrito” (Ex. 32. 32).

Moisés es el gran intercesor: le pide a Dios que siga caminando en medio de ellos. Y Dios renueva la alianza y se proclama compasivo y clemente, paciente y misericordioso, fiel. El amor apasionado de Dios es un amor tan grande que pone a Dios contra sí mismo.


El papel de Moisés fue determinante. Dios lo llamó para ser su profeta, su servidor e instrumento. No fue el pueblo quien eligió a Moisés. Dios lo hizo su representante ante el faraón y su pueblo y también el portavoz del pueblo ante él.
Moisés representa la disponibilidad incondicional de la fe, que implica una actitud de profunda fidelidad y humildad. Dios se complació en Moisés por su humildad: “Moisés era un hombre humilde más que hombre alguno sobre la faz de la tierra (Num. 11. 3) Moisés optó por la fe y caminó en la oscuridad y la prueba del desierto (Heb. 11. 24-27) hasta llevar al pueblo a la tierra prometida.

Abrahán

Abrahán es el padre y modelo de nuestra fe. Dios lo atrajo a sí y luego lo probó con miras a hacer de él el padre de un pueblo innumerable. La verdadera posteridad de Abrahán es Jesucristo



Abrahán es el padre y modelo de nuestra fe. Dios lo atrajo a sí y luego lo probó con miras  a hacer de él el padre de un pueblo innumerable. Abrahán vivió bajo el signo de la iniciativa de Dios. Lo escoge de la descendencia de Sem, Le hace salir de Ur de los caldeos (Gen. 11. 30-31), a 9 km del río Éufrates, y lo conduce por los caminos que El quiere a un país desconocido (Heb. 11. 8). Los orígenes de Ur se remontan al año 6.000 a. JC.

Abrahán fue elegido de Dios, en una iniciativa de amor, y le promete un porvenir maravilloso. Todo lo que se le pide es una gran fe y una acogida generosa al designio de Dios. Su porvenir dependerá totalmente del poder y de la bondad de Dios.

Abrahán es un nómada al que Dios le dará una tierra (Gen. 12. 7 / 13. 15 / 17. 8) y le hará muy fecundo (Gen. 12. 7 / 16. 10 / 32. 17) en unas circunstancias que parecen contrarias. Abrahán es ya mayor de años y su mujer Sara ya no está en edad de tener hijos.

Dios purifica y fortifica la fe de Abrahán en la prueba. Le pide que sacrifique a su hijo Isaac, en quien estriba la promesa (Gen. 22. 1) Y Abrahán “no rehúsa a su hijo” (Gen. 22. 12-16). En los cultos cananeos se practicaban los sacrificios de niños. Pero Dios salva a Isaac (Gen. 22. 8. 13). Una vez más, Dios revela que su designio no está ordenado a la muerte sino a la vida.

Abrahán, en la mente de Dios, está llamado a ser “padre de multitudes” (Gen. 17. 5). El cambio de nombre, Abrán por Abrahán, atestigua esta orientación. La paternidad de Abrahán es una paternidad universal (Gen. 22. 18). Su vocación está en ser padre y su gloria está en su descendencia. Las promesas que Dios hace a Abrahán se refieren a su paternidad (Gen. 13. 15 / 17. 7) y se las repite a Isaac y a Jacob (Gen. 26. 3 / 28. 13).

El pueblo elegido, al verse oprimido en Egipto, clama a Dios para que se acuerde de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob (Ex. 2. 23). Y para obtener el favor de Dios, la mejor oración es dirigirse a Abrahán. Yavé responde a los ruegos de Moisés y le dice: “Acuérdate de Abrahán, de Isaac y Jacob…” (Ex. 32. 13).

En el NT. se nos dice que no basta con provenir físicamente de Abrahán para heredar sus promesas. Hay que enlazar con él espiritualmente. Es falsa la confianza que no va acompañada de una profunda docilidad y fidelidad a Dios (Ezq. 33. 24-29 / Mt. 3. 9 / Lc. 16. 24 / Jn. 8. 37-44).

La verdadera posteridad de Abrahán es Jesucristo, hijo de Abrahán (Mt. 1. 1). Abrahán estaba orientado hacia la venida de Jesús. Y todos los que creen en Cristo pueden tener participación en las promesas de Abrahán (Gal. 3. 14).

“Todos sois de Cristo, luego sois descendientes de Abrahán, herederos según las promesas”. (Gal. 3. 28). El “seno de Abrahán” (Lc. 16. 22) es la patria definitiva de los creyentes .

Corazón inquieto

confesiones San Agustín«Eres grande, Señor, y muy digno de alabanza. Grande eres, tú, Señor, y de gran fuerza. No tiene medida tu saber. Y el hombre se atreve a alabarte, precisamente él, que es una pequeña parte de tu creación. Él que va revestido de su mortalidad, que tiene conciencia de su pecado y sabe que resistes a los soberbios. Y, sin embargo, quiere albarte el hombre, esa partecilla de tu creación. Pues eres tú el que le despierta y le mueve para que se deleite en su alabanza, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón anda siempre desasosegado hasta que se aquiete y descanse en ti». (libro I,1)

Aquí os propongo el inicio de «Las Confesiones» de San Agustín. En este libro, San Agustín relee su vida como una historia de búsqueda de Dios desde su infancia, mostrando como su corazón inquieto solo halló descanso cuando decidió aquietarse en Dios. El tono personal y apasionado hacen que su lectura nos envuelva y nos haga penetrar en la vivencia y búsqueda de este santo.

Institute One World Health: Primera compañia farmaceútica sin ánimo de lucro

Mariola (lectora de Nova Bella) nos cuenta:

Hola, soy Mariola, comparto con vosotros esta magnífica noticia. Los que trabajamos en este mundillo esperamos que esta sea la primera de muchas:

El Instituto OneWorld Health (OneWorld Health) es la primera compañía farmacéutica sin ánimo de lucro de los EE.UU. que crea nuevos medicamentos para enfermedades que afectan a la población más pobre del mundo. Victoria Hale -doctora en química farmacéutica, que había trabajado en la Agencia Federal del Medicamento y en la compañía Genentech- fundó OneWorld Health en 2000, y lanzó un proceso de captación de fondos que le llevó a conseguir más de US$16 millones para invertir en investigación. Entre sus benefactores se encuentra la Fundación Bill y Melinda Gates. El equipo de expertos y científicos de OneWorld Health descubre nuevos medicamentos, realiza las pruebas clínicas y cede la información a los países en vías de desarrollo. Para garantizar su sostenibilidad OneWorld Health deja que compañías de países en desarrollo manufacture y distribuya los medicamentos. Este modelo se ideó especialmente para que se beneficien los que no tienen acceso a medicamentos seguros y a la industria farmacéutica transnacional. El objetivo de OneWorld Health es disociar el ánimo de lucro del acceso a medicamentos que pueden curar.

¿Por qué las iglesias están vacías de jóvenes?

Yandy (lector de Nova Bella) nos cuenta:

Sufro mucho al asistir a misa cada domingo y ver que mi mirada hasta llegar al altar corre sobre una gran manta blanca que forman las canas de los abuelitos que asisten a la misa, y los pocos jóvenes que asisten se quedan en los ultimos bancos.

Salí de cuba hace aproximadamente 2 años y recuerdo cada dia la de actividades que nos planteabamos cada semana en la pastoral juvenil con tal de acercar jóvenes a cristo. Desde hace 2 años que me siento peor al ver que en varias iglesias no hacemos nada para unirnos para que nuestra fe no quede sólo en la oracion del domingo.

Por favor, a todo aquel que sienta lo mismo que yo o tenga alguna respuesta le invito a participar respondiendo a esta entrada.
Gracias

El Rosario nos une

De Silvia Arcos, educadora de un colegio marianista de Ecuador:

Varios chicos y chicas del colegio marianista «Hermano miguel», en la Latacunga -Ecuador, desde el pasado 1 de Mayo estan madrugando para rezar el rosario.
Es impresionante que tan temprano antes de iniciar sus clases y con la guía de los chicos y chicas del grupo Jomis, intercalen el avemaria y sus peticiones. Estas, no estan lejos de la realidad de nuestro país ni del mundo.
Es el tercer año que durante el mes de Mayo, el rosario es parte de los miguelinos. No importa si es una mañana muy fría o si los apuros para venir al colegio nos desesperan, encontrarnos a las seis y cuarto de la mañana es un compromiso de amor.
Desde nuestro colegio y con nuestris jóvenes queremos invitarles a rezar el rosario y compartir peticiones para unirnos más en oracoón con nuéstra Mamita María

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