Abrir los ojos

En efecto, ven a Dios los que son capaces de mirarlo, porque tienen abiertos los ojos del espíritu. Porque todo el mundo tiene ojos, algunos los tienen oscurecidos y no ven la luz del sol. Y no porque los ciegos no vean ha de decirse que el sol ha dejado de lucir, sino que esto hay que atribuírselo a sí mismos y a sus propios ojos. De la misma manera, tienes tú los ojos de tu alma oscurecidos a causa de tus pecados y malas acciones.

San Teófilo de Antioquía

Fotos del cielo

Muéstrame a Dios

Tú me dices: «Muéstrame a tu Dios»; yo te diré a mi vez: «Muéstrame tú al hombre que hay en ti», y yo te mostraré a mi Dios. Muéstrame, por tanto, si los ojos de tu mente ven y si oyen los oídos de tu corazón.  Pues de la misma manera que los que ven con los ojos del cuerpo con ellos perciben las realidades de esta vida terrena y advierten las diferencias que se dan entre ellas -por ejemplo, entre la luz y las tinieblas, lo blanco y lo negro, lo deforme y lo bello, lo proporcionado y lo desproporcionado, lo que está bien formado y lo que no lo está, lo que existe de superfluo y lo que es deficiente en las cosas-, y lo mismo se diga de lo que cae bajo el dominio del oído -sonidos agudos, graves o agradables-, eso mismo hay que decir de los oídos del corazón y de los ojos de la mente, en cuanto a su poder para captar a Dios. 

San Teófilo de Antioquía

Taizé liturgia

Y para mí, la liturgia no es simplemente una acción, un pensamiento. Conocemos la bondad a través de las personas que han sido ‘buenas’ con nosotros. Pero la bondad tiene otros lenguajes: unas melodías, unos colores, un ritmo, un ambiente. A través de ellos intuimos que, a pesar de todo, la persona puede romper la cadena de la acción-reacción. En toda persona humana habita un misterio, el Misterio. Un fondo, infinito, de bondad”.

Taizé II

Estamos abrumados por los discursos, por las polémicas, por el asalto de lo virtual. Actualmente, existe una zona opaca, y debemos liberar la certeza que surge de lo más profundo y anunciarla: la bondad es más profunda que el mal más profundo. Y no solo tenemos que sentirlo, sino que tenemos que darle un lenguaje. Y el lenguaje de Taizé no es la filosofía, tampoco el de la teología, sino el lenguaje de la liturgia.»

taize

Crucificado en vida

Apenas llevaba cuatro días libre, cuando pronunció un discurso político en el que resultaba imposible encontrar un vestigio de resentimiento.

Según relata Walter Pernas en Comandante Facundo,el ahora presidente de Uruguay, que había perdido los dientes en el trascurso de las palizas que le atizaban de forma habitual, llegó a comerse el papel higiénico y el jabón, además de las moscas que acudían a su celda (con frecuencia un simple agujero) atraídas por el olor a mierda que despedía el preso. Había chupado, con sus encías desnudas, en busca de un poco de calcio, los huesos que le arrojaban sus carceleros después de que los perros los hubieran limpiado. Bebió su propia orina, durmió durante años sobre suelos de cemento, expuesto a fríos intolerables y a calores asfixiantes. Había pasado semanas o meses sin ver la luz, años sin hablar con nadie que no fueran las ratas o los insectos que convivían con él o le hacían visitas. Perdió la noción del espacio y del tiempo, deliró, adelgazó hasta ser capaz de contar cada uno de los huesos de su esqueleto. Se cagaba y se meaba encima porque, fruto de los golpes, las balas y la deficiente alimentación, sufría problemas renales y digestivos.

Cuenta el aludido Walter Pernas que no podía caminar erguido, como un hombre, y que en los momentos de mayor deterioro físico y psíquico los militares llevaban a sus hijos a la cárcel para que vieran a la bestia y la insultaran. Viajó, en fin, varias veces hasta el borde mismo de la muerte de donde regresaba alucinado, con los ojos hundidos y sin masa muscular sobre la que sostenerse. Lo llevaban y lo traían de una prisión a otra, de un agujero a otro, como un saco de mercancía inmunda, arrojándolo sin contemplaciones sobre la caja del camión militar y sacándolo de ella a patadas. Conocedores de su diarrea crónica y de sus problemas urinarios, los carceleros desoían sus súplicas para que lo condujeran al retrete. Fruto de su constancia, y de la de su madre, logró, al cabo de los años, que le dejaran poseer un orinal del que no se separaba y que se convirtió increíblemente, con el paso del tiempo, en el símbolo de una victoria moral sobre sus secuestradores. Abandonó la cárcel abrazado a él, convertido ya en una maceta de flores.

Viernes Santo

Quiero tocar tus manos y el costado
quiero palpar, Jesús, tus cinco heridas.
Y beber en tus fuentes escondidas
y lavar en tu río mi pecado.

Quiero estar y vivir siemper a tu lado,
meterme en tus hogueras encendidas,
para quemar allí mi vieja vida
y quedar en ti mismo transformado.

Se acabaron ya dudas y temores,
se curaron antiguas añoranzas,
enciende el amor nuevos resplandores.

La Pascua resucita la esperanza.
Cesó la noche. El sol de Cristo brilla.
La fe ante las llagas se arrodilla.

Cristo+Nicodemo_1

Jueves santo

Redondamente

A Pascua sabe el Pan, a Pascua viva,
un pan aún, apenas masticado,
y vivo ya, y ya resucitado.
Aún bajo tierra y ya volando arriba.

No hay nada que la muerte no reviva
y nada que, al nacer, no esté enterrado:
el Pan ya está en la hoz, y en el bocado
latiendo está la espiga primitiva.

Y Dios es Pan, y simultáneamente
el Pan ya es muerte
y ya la muerte es vuelo;

y el Pan, que es pan si lo miráis de frente
es más que pan si levantáis el velo.
Que carne y pan y muerte y tierra y cielo
juegan al corro en Dios, redondamente.
(José Luis Martín Descalzo).