Gaudium et Spes 31 (responsabilidad y participación)

no puede llegarse a este sentido de la responsabilidad si no se facilitan al hombre condiciones de vida que le permitan tener conciencia de su propia dignidad y respondan a su vocación, entregándose a Dios ya los demás. La libertad humana con frecuencia se debilita cuando el hombre cae en extrema necesidad, de la misma manera que se envilece cuando el hombre, satisfecho por una vida demasiado fácil, se encierra como en una dorada soledad. Por el contrario, la libertad se vigoriza cuando el hombre acepta las inevitables obligaciones de la vida social, toma sobre sí las multiformes exigencias de la convivencia humana y se obliga al servicio de la comunidad en que vive.»

10.03

Gaudium et Spes 29. Dignidad de la persona II

Las instituciones humanas, privadas o públicas, esfuércense por ponerse al servicio de la dignidad y del fin del hombre. Luchen con energía contra cualquier esclavitud social o política y respeten, bajo cualquier régimen político, los derechos fundamentales del hombre. Más aún, estas instituciones deben ir respondiendo cada vez más a las realidades espirituales, que son las más profundas de todas, aunque es necesario todavía largo plazo de tiempo para llegar al final deseado.»

IMG_7221

Gaudium et Spes 28 ( amor a los enemigos)

Quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e incluso religiosa, deben ser también objeto de nuestro respeto y amor. Cuanto más humana y caritativa sea nuestra comprensión íntima de su manera de sentir, mayor será la facilidad para establecer con ellos el diálogo.

IMG_7202

Gaudium et Spes 27 (Dignidad de la persona)

En nuestra época principalmente urge la obligación de acercarnos a todos y de servirlos con eficacia cuando llegue el caso, ya se trate de ese anciano abandonado de todos, o de ese trabajador extranjero despreciado injustamente, o de ese desterrado, o de ese hambriento que recrimina nuestra conciencia recordando la palabra del Señor: Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis. (Mt 25,40).

No sólo esto. Cuanto atenta contra la vida -homicidios de cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado-; cuanto viola la integridad de la persona humana, como, por ejemplo, las mutilaciones, las torturas morales o físicas, los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena; cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana: todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador.

1360148565_237946_1360148896_noticia_normal

 

Gaudium et Spes 16

La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo. La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad.»

1385904_679041542114758_336677301_n

Un niño en el trono de San Pedro

un niño sentado en la sede del Papa. Por unos segundos, la sede de Pedro estuvo ocupada por uno de los que Jesús decía que «de ellos es el Reino de lso cielos». Una foto hermosa y llena de simbolismo. Una foto que habla a las claras de la nueva primavera eclesial de la mano del Papa Francisco. Un niño convertido, por unos instantes y de forma simbólica, en el otro Vicario de Cristo o, mejor dicho, en el vicario de los pobres, como llaman al Papa los Santos Padres.

La escena, que ya nos parece hasta normal, hubiese sido impensable hace unos meses. El Papa habla a las familias y las escaleras de su estrado se pueblan de niños. Todos sentaditos y quietos. Pero, cuando va a comenzar su homilía, uno de ellos, de unos 4-5 años, con su camisa amarilla de mangas demasiado largas, se levanta y comienza a acercarse al Papa. Parece que le atrae el abuelo-Papa, con su sotana blanca.

Se mueve con total soltura. Uno de los guardias de seguridad, previendo lo que podía pasar, se acerca al niño, saca una piruleta y se la da, para poder llevárselo. Pero el niño, coge el caramelo y, en vez de irse con el guardia, corre a agarrarse a la sotana del Papa, que le mira y le acaricia. Y el peque se siente seguro al lado del «abuelo».

Y comienza una relación especial entre el Papa y el niño, que dura toda la vigilia con las familias. Mientras el papa habla, el niño se pasea, toca el micrófono, saluda a la gente. Como Pedro por su casa. Y el Papa-abuelo no dice nada, ni rechista. No lo echa ni manda a sus padres que lo cojan para que no moleste. Al contrario, aprovecha cualquier respiro en su discurso para acariciarlo. Hay una clara coplicidad entre ambos.

Y el crio se viene arriba y, en un momento dado, ve la sede del Papa vacía, la mira y se sube a ella. Y allí permanece unos segundos.

Cuando el papa termina su discurso, el niño se acerca a él y comienza a jugar y a intercambiar con el Papa-abuelo. Y lo primero que le llama la atención es el pectoral, la cruz de plata que lleva el Papa colgada del cuello. El pequeño la coge en sus manos, la mira, la sopesa y la besa. Y el Papa-abuelo se le cae la baba (con perdón, Santidad). Y le abraza con tanto amor, con tanta ternura…¡Qué cuadro, qué escena!

«Dejad que los niños se acerquen a mí», decía Jesús. Tras el escándalo de las «manzanas podridas del clero», la Iglesia tiene que recuperar su credibilidad moral. En su relación con los niños se la juega. A curas, obispos, frailes y monjas les entregamos nuestros hijos. Esa confianza, si se rompe, es muy mala de recuperar. El camino de la recuperación lo marca el Papa-abuelo: ternura, amor, comprensión, complicidad. La Iglesia tiene que volver a demostrar que es una institución en la que los niños están a salvo y son profundamente queridos y respetados. Siempre y en todas partes.

José Manuel Vidal,  en Religión Digital

Cooperación y cuidado

Optar por el máximo lucro es poco inteligente. Consiste en forzar uno de los lados del ser humano, el del egoísmo, cuando en realidad estamos preparados de una manera natural para la cooperación y el cuidado. Los padres cuidan de los hijos, cuidamos de los parientes y cercanos. Por eso es importante insistir en que el individualismo es falso. Es una abstracción, una creación, que ha resultado muy perjudicial, porque los seres humanos no somos solo maximizadores racionales, sino seres fundamentalmente cooperativos y reciprocadores. Son los chimpancés los que son maximizadores. Por eso cuando las personas persiguen solo su beneficio, se equivocan: están más preparadas para cuidar y cooperar, no se mueven solo por el afán de lucro. El asunto es ¿qué triunfará: el impuso egoísta o el cooperativo?

Adela Cortina

Muerte no me seas esquiva

Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;           
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.          

  Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;         
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

  Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti           
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Santa Teresa de Jesús

escanear0018

Imagen de Dios

Dios es un milagro porque sin él no viviríamos. Y por eso estamos, hoy, aquí.
Cuando se mueve el viento y me da en la cara pienso que es Dios el que me toca.
Dios es una luz que ilumina todo. Y ahora me siento bien, es algo que noto dentro, es Dios que está aquí con nosotros. »
«Dios es un padre, un amigo. Dios es el sol y el viento, es el aire cuando se mueve. Es el amor. Es la lluvia.
Dios está en el secreto de los corazones» (…y se ríe)

Así han descrito a Dios, en un grupo de catequesis, personas adultas con diversidad intelelectual