Reflexiones de campamento

Un día del último campamento, durante una actividad conjunta a las cuatro de la tarde y 40ºC, algunos chavales se “escapaban” buscando refugio en las pocas sombras de la campa. Algunos de los monitores que estábamos por allí, nos dedicábamos a llevar a los “escapados” con el resto del grupo, mientras otros monitores, compadecidos del calor que pasaban, les dejaban seguir allí. Después de hablarlo entre monitores, ningún chaval volvió a salirse de la actividad para ir a las deseadas sombras. Durante la evaluación, recordé lo que a veces se nos olvida: que las normas son para todos. Corremos el riesgo de perder la perspectiva y pensar en el pobrecito que está al sol al lado nuestro olvidándonos de que otros, a quienes no tenemos al lado y que además no se quejan, están en su misma situación. O de pensar que el buen fin, en este caso estar en la sombra, justifica el dudoso medio, salirse de una actividad.

En los campamentos, como en la vida pública, algunos van más allá del fin y se preguntan por los medios. En cualquier caso, todos somos libres para implicarnos, o para no hacerlo.