Un día de agosto, cenando con parte de mi frater salió el tema de la corrupción en Marbella y similares chanchullos, favores… El tema se prolongó hasta las 5:00 de la mañana y acabamos desarrollando la “Teoría de la escala”
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Vendría a resumirse en que existe, en la actitud de la mayoría, el deseo de aprovecharse al máximo de los privilegios con los que uno cuenta en cada momento, para hacerse favores a uno mismo o a los seres queridos, familiares, amigos… |
En nuestro momento actual, muchos se encuentran trabajando en una ofician, donde tienen acceso a un teléfono, a una fotocopiadora, y a diverso material de oficina, y es un sentimiento generalizado el asumir que todo eso es tuyo y puedes usarlo para consumo personal, en lugar de para consumo de la empresa: hacer fotocopias para una actividad que estás preparando, llamar por teléfono a los amigos, o simplemente abastecerte de bolígrafos, grapadoras, gomas de borrar… Total, por unas fotocopias, unas llamaditas y una miserable goma de borra… Nos parece habitual e inocente, por el gasto “insignificante” que le supone a la empresa, incluso nos vemos en el derecho de hacerlo. Pero lo cierto es que eso es robar, y es más lamentable aun si tenemos en cuenta que son gastos que podemos asumir perfectamente.
Ampliemos la escala y supongamos que por nuestras manos pasara, por ejemplo la gestión de las multas de tráfico. ¿Te quitarías una multa a ti mismo, o a alguien próximo si tuvieras potestad para hacer esa gestión? Total, por una multa… dónde va a parar
Si subimos otro peldaño en la escala y lo que pasa por tus manos es la concesión de obras y terrenos en un ayuntamiento, no seguirás queriendo lo mejor para los tuyos y para ti? Puestos a elegir, favorecerás a quien a ti te interese en esas concesiones de obra, pues probablemente el favor que recibas a cambio será del mismo nivel.
El salto es muy grande, pero la motivación interna, sigue siendo la misma, sólo cambia la escala de lo que robas. Por la primera mesa a lo mejor pasan decenas de Euros, y que te quedes con uno es insignificante, por la segunda igual pasan centenares de Euros y que te quedes con veinte no supone nada frente al total y por la ultima pueden pasar millones de Euros y que destines unos cuantos miles en favores no se llega a notar frente a la suma total.
Evidentemente esto no es en absoluto una justificación, simplemente es una reflexión a cerca de que, con nuestra visión actual de la realidad, si ocupásemos el puesto del caso tercero, probablemente actuaríamos concediendo favores millonarios a familiares, amigos y por supuesto a nosotros mismos, robándole ese dinero a la empresa en cuestión, en el ejemplo, a un ayuntamiento y a sus ciudadanos.
Dos de los que estuvieron en aquella cena, ya han confesado estar actualmente «traumatizados» con el tema, ya hacen las llamadas personales con su móvil, y cuando necesitan en su casa una goma, van y la compran en la papelería.
“Les confió la dirección de sus negocios. A cada cual, según su capacidad, le encomendó una cantidad de dinero […] has sido fiel en lo poco […] Entra y participa en mi propia alegría” Mt 25,14-30 |
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