En nosotros debemos conservar vivo el deseo del Amado, un deseo que quiere ser respuesta a la invitación del Amado: «¡Que me ebse con los besos de su boca!»(Cant 1, 1) Hasta llegar al éxtasis y el abrazo del amor:»Ponme la mano izquierda bajo la cabeza y abrázame con la derecha»(Cant 2, 6)»
José Alegre, abad de Poblet