Oración y mística I: San Pablo

Queridos amigos, en el siglo pasado Albert Schweitzer, teólogo protestante y premio Nobel de la paz, afirmaba que «Pablo es un místico y nada más que un místico», es decir, un hombre verdaderamente enamorado de Cristo y tan unido a él que podía decir: Cristo vive en mí. La mística de san Pablo no se funda sólo en los acontecimientos excepcionales que vivió, sino también en la relación diaria e intensa con el Señor, que siempre lo sostuvo con su gracia. La mística no lo alejó de la realidad; al contrario, le dio la fuerza para vivir cada día por Cristo y para construir la Iglesia hasta los confines del mundo de aquel tiempo.
Benedicto XVI, Catequesis sobre la oración

Conversión Pablo

Así nacen los libros: rapiscimi.

Así nacen los libros, en el amor,  así nacen los libros que nadie lee jamás, así Dios pone el libro en ti, antes de nacer, como un puñado de barro que se transformará en luz. Preguntan todos cómo se escribe un libro. Se acerca uno a Dios y se le dice: fecunda mi mente, entra en mi corazón y llévame lejos de los demás, ráptame. Así nacen los libros, así nacen los poetas.

Domandano tutti como si fa a scrivere un libro. Si va vicino a Dio e gli si dice: fecunda la mia mente, mettiti nel mio cuore e portami via degli altri, rapiscimi
Alda Merini

Bernini, Rapto de Prosepina

Oración y Espíritu I

En la oración, más que en otras dimensiones de la existencia, experimentamos nuestra debilidad, nuestra pobreza, nuestro ser criaturas, pues nos encontramos ante la omnipotencia y la trascendencia de Dios. Y cuanto más progresamos en la escucha y en el diálogo con Dios, para que la oración se convierta en la respiración diaria de nuestra alma, tanto más percibimos incluso el sentido de nuestra limitación, no sólo ante las situaciones concretas de cada día, sino también en la misma relación con el Señor. Entonces aumenta en nosotros la necesidad de fiarnos, de abandonarnos cada vez más a él; comprendemos que «no sabemos orar como conviene» (Rm 8, 26). Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra incapacidad, ilumina nuestra mente y calienta nuestro corazón, guiando nuestra oración a Dios.»

Benedicto XVI, catequesis sobre la oración

De cine: The deep blue sea

Escuche, se dicen muchas tonterías sobre el amor. ¿Sabe lo que es el amor? Limpiarle el culo al otro o cambiarle las sábanas cuando se ha orinado y dejarle mantener su dignidad para poder seguir adelante»

Mrs Elton ( la portera que sigue amando y cuidando a su marido enfermo, su galán), se lo dice a la protagonista, Lady Hester Collyer, tras su intento de suicidio por un amor pasión que conlleva adulterio. En la película The deep blue sea.

De película IV: I’m walking… in the light

Yes, I’m walking… in the light”, cantaba Blind Willie Johnson, mito del blues de la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos; un hombre que, a pesar de ser ciego, siempre buscó el fulgor de la existencia. Caminaba hacia la luz, lo sentía, lo recitaba como un lamento, como una letanía del Sur más profundo. Una luz hacia la que también se dirige la niña protagonista de la inclasificable, imperfecta y procaz «Bestias del sur salvaje»
«Cuando todo se calma detrás de mis ojos veo lo que me hace ser»

Dolor del mundo. Silencio. Sanador herido

Si te duele el sufrimiento del mundo, si tu corazón gime por el dolor de la Tierra, has de saber que no estás solo. Te acompañan los Santos y Mundialmente Honrados que vierten lágrimas por todas y con todas los que llevan las heridas de nuestra existencia frágil y mortal. Haz silencio, abre tu corazón y escucha en silencio. En el silencio puedes oír una voz que te guiará y te hará capaz de caminar por la senda de un Sanador Herido. (Rubén L.F. Habito)

Que vea. Ceguera y oración

En el antiguo Egipto encontramos  el  testimonio de un hombre ciego, pidiendo a la divinidad que le restituyera la vista. Atestigua algo universalmente humano, como es la pura y sencilla oración de petición hecha por quien se encuentra en medio del sufrimiento, y este hombre reza:

«Mi corazón desea verte… Tú que me has hecho ver las tinieblas, crea la luz para mí. Que yo te vea. Inclina hacia mí tu rostro amado».

«Que yo te vea»: aquí está el núcleo de la oración.»

Benedicto XVI, Catequesis sobre la oración

De película III: amor

http://youtu.be/HNj-CA2-Nd4

Obra maestra (…) Una tierna, desgarradora e impecablemente dirigida historia sobre el amor y la muerte.

Magnífica en su simplicidad y en su implacable honestidad acerca de la vejez, la enfermedad y la muerte

Haneke se muestra casi tierno (…) realiza una aproximación rigurosa a la vejez sin caer en el tremendismo y evitando el inútil ternurismo (…) Una película que, de alguna manera, humaniza a Haneke. Lo reconcilia con la vida.(Salvador Llopart: Diario La Vanguardia)

La historia de amor más auténtica del cine reciente (…) obra maestra absoluta» (Sergi Sánchez: Diario La Razón)

Amour_Haneke
Georges (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva) son un matrimonio que lo único que desean después de llegar a una jubilación merecida y una vida repleta de satisfacciones debido a sus profesiones, profesores de música ambos, es vivir el resto de sus días unidos en armonía con sus pasiones y su amor.
Pero la vida les dará un revés y lo que siempre había sido tranquilidad para ellos y buena salud se volverá en su contra poniendo a prueba su matrimonio y su aguante, y sobre todo el amor que se procesan, ese que hasta ahora había sido algo que allanaba y llenaba todo en su convivencia.
amour-haneke
Poner a prueba el amor de una pareja es algo que es cotidiano y por lo que día a día todo el mundo pasa. Pero si esto es contado de una manera casi poética, a la vez que incisiva y punzante, donde ese amor que se ha procesado hacia el contrario ha sido infinito y del que nunca se ha dudado y jamás ha faltado. En esta cinta los personajes de repente nos encajan en sus vidas respectivas, que eran una, cuando uno de ellos cambia, y no quiere que ese amor se trasforme en compasión, en ayuda, ya no le vale, o simplemente ya no quiere que se mantenga de esa manera, ya no quiere vivir, pero ¿si uno faltase querría vivir el otro?.»Susana Peral.

La película nos interroga sobre la vida y la muerte.
¿Qué respuesta damos?
Queda la cruz, y la resurrección

 

via pulchritudinis. La vía de la belleza. Arte y oración

Tal vez os ha sucedido alguna vez ante una escultura, un cuadro, algunos versos de una poesía o un fragmento musical, experimentar una profunda emoción, una sensación de alegría, es decir, de percibir claramente que ante vosotros no había sólo materia, un trozo de mármol o de bronce, una tela pintada, un conjunto de letras o un cúmulo de sonidos, sino algo más grande, algo que «habla», capaz de tocar el corazón, de comunicar un mensaje, de elevar el alma.

Una obra de arte es fruto de la capacidad creativa del ser humano, que se cuestiona ante la realidad visible, busca descubrir su sentido profundo y comunicarlo a través del lenguaje de las formas, de los colores, de los sonidos. El arte es capaz de expresar y hacer visible la necesidad del hombre de ir más allá de lo que se ve, manifiesta la sed y la búsqueda de infinito. Más aún, es como una puerta abierta hacia el infinito, hacia una belleza y una verdad que van más allá de lo cotidiano. Una obra de arte puede abrir los ojos de la mente y del corazón, impulsándonos hacia lo alto.

Benedicto XVI, 31.08.12, Arte y oración

Apolo de Dresde, exposición de Dioses y hombres, Museo del Prado, octubre 2008

De película II: pura vida.

La solidaridad hecha vida.
Pura solidaridad de los montañeros que unen sus fuerzas para rescatar a Iñaki Ochoa, a 7.800 metros, en el Annapurna, que estaba enfermo de
muerte.
Don, un montañero que ya había abandonado la cumbre y estaba descansando en Katmandú, justifica así el haber respondido sin dudar a la llamada de volver a subir y participar en el rescate:

«¿Qué haríamos sin amor? Ya nos dió el ejemplo Jesús:
no hay amor más grande que el que dar la vida por los amigos.»

 

Recordar las maravillas.

http://youtu.be/uVfDg4t6wZs

Porque es eterna su misericordia

en nuestra oración deberíamos mirar con más frecuencia el modo como el Señor nos ha protegido, guiado, ayudado en los sucesos de nuestra vida, y alabarlo por cuanto ha hecho y hace por nosotros. Debemos estar más atentos a las cosas buenas que el Señor nos da. Siempre estamos atentos a los problemas, a las dificultades, y casi no queremos percibir que hay cosas hermosas que vienen del Señor. Esta atención, que se convierte en gratitud, es muy importante para nosotros y nos crea una memoria del bien que nos ayuda incluso en las horas oscuras. Dios realiza cosas grandes, y quien tiene experiencia de ello —atento a la bondad del Señor con la atención del corazón— rebosa de alegría.»

Benedicto XVI, 12.10.11,
comentario al salmo 126.
Catequesis sobre la oración

De película I: la cueva de lo sueños olvidados

Ante tantos problemas que parece se condensan en este año 2013, no hay nada como poner perspectiva.
Hace 32.000 años algunos hombres pintaron la cueva de Chauvet, en Francia.
La más grande manifestación de arte rupestre que se conoce. El arte de un artista desconocido, una cueva  que durante 32.000 años ha permanecido oculta.
Sin que nadie la conociera. Sin que el nombre del autor esté en WiKipedia

La película, un documental de W. Herzog, es imprenscindible. Y bella.

Pasar, dejar un rastro permanente de humanidad, sin identidad. He ahí la plenitud: cuando desaparece el yo.Y si no tengo yo, a quién afectan los problemas.