El baile. Ritmo de Dios. Mística.

Andar todos sabemos,
pero bailar con músicas que se oyen
en nuestro corazón
es un asunto más bien delicado.
Tú haces fácil lo que es inexplicable,
sigue sin entenderse,
y el baile que no cesa
explicará a lo vivo tu presencia.

Carlos Pujol, El corazón de Dios

Para tí es mi música, Señor, voy a seguir el camino perfeto.

¿Cuándo vendrás a mí?

La voz que habla callando desde dentro. Silencio de Dios.

En esta larga historia siempre ha habido
silencios que acompañan,
murmullos inaudibles en el aire
como de alguna fiesta en el jardín
de una vaga memoria hecha pedazos.
Tomas las educadas precauciones
de quien teme invadir la casa ajena,
hay que estar más bien solos para oír
en medio del estruendo del orgullo
la voz que habla callando desde dentro».

Carlos Pujol, El corazón de Dios

La soledad sonora,

la soledad que desnuda del ego orgulloso y caníbal,

la soledad silenciosa que permite escuchar Tu voz,

la voz de habla callando desde dentro:

intimior intimo meo.

 

Atención. Revelación. Epifanía artística

Me iba enseñando un libro de pintura japonesa, pasando las hojas, y al llegar a la reproducción del pescador de Ma Yuan me dijo: «Fíjate, el tema de ésta es la atención». 

.Lo de la atención convierte al pescador en un meditador, que como en el zen, consigue  durante ese instante que el observador desaparezca absorbido por lo que observa, identificado con ello».

Pues la atención es, para un artista, pese a la penumbra o niebla en la que a menudo se sostiene, condición necesaria para esa aparición cegadora tan súbita como fugaz a la que llamamos revelación y que a menudo, justamente debido a nuestra distracción, muerde el anzuelo, lo suelta y se va, dejándonos de vacío, dejándonos su vacío.»
 
Narrado por Andrés Trapiello en su blog Hemeroflexia
 
Qué necesario es estar atento en un mundo tan lleno de distracciones.
Para estar atento el silencio. Y la quietud.
Y la mirada en la caña,  y  la caña mecida en el mar, el anzuelo en lo profundo..
Hasta que la puerta se abre
y se accede al Reino que está dentro de nostros.
Ahí la iluminación. Atento.
 

Apotegmas. La subdivisión del trabajo

“Hijo mío, trabaja cada día solo tanto suelo como el que ocupa tu cuerpo al descansar; de este modo tu trabajo progresará poco a poco y no te desanimarás”. Cuando el joven escuchó este consejo, lo siguió, y en poco tiempo el campo estuvo limpio y pudo cultivarlo. “Hermano, haz tú lo mismo, trabaja poco a poco y no te desalentarás”.

Apo 1151
“El camino a través del desierto. 40 dichos de los padres del desierto” Anselm Grün

Muchas veces se acumula el trabajo, un montón de pequeñas cosas que tenemos que hacer y que nos bloquean. ¿Por dónde empezar? ¿qué hacer? Y al final no hacemos nada…

Que mal está el mundo… es que la juventud… es que los políticos… es que la Iglesia… es que las familias… es que la crisis… hay demasiadas cosas que arreglar, no se puede hacer nada…

Lo mismo: tengo que tomar conciencia de la realidad y trabajarla en dosis asequibles que me permitan avanzar. Cada semana, o cada día escribir una pequeña lista de cosas que he de sacar adelante y que pueda cumplir contando además con el descanso necesario.

Apotegmas. La tentación que robustece

Uno de los padres dijo: «Si el árbol no es sacudido por el viento, no crece, ni hunde sus raíces. Así también el monje: si no es tentado y no soporta la tentación, no se hace valeroso.»

N 396
“El camino a través del desierto. 40 dichos de los padres del desierto” Anselm Grün

Los evangelios coinciden en narrar que Jesús, después de ser bautizado por Juan en el Jordán, fue empujado por el Espíritu al desierto para ser tentado. De allí salió robustecido pues fue capaz de decir sí a Dios en la prueba del día a día, y no solo en la confesión verbal de una fe heredada o en el cumplimiento de unos preceptos. Sin duda, con semejante fe que no vacila ante la tentación, la justificación es directa y ya no necesita de las obras de la ley (Rm 3, 28)

Apotegmas. El pecado y la gran obra del ser humano

El patriarca Antonio le dijo al patriarca Poimén: “Esta es la gran obra del ser humano: presentar ante el rostro de Dios su pecado y esperar la tentación hasta el último aliento”

Apo 4 [Alf, Antonio 4]

Un hermano preguntó al hermano Agatón acerca de la fornicación. Este le dijo: “Ve, arroja tu incapacidad ante Dios y encontrarás descanso”

Apo 103 [Alf, Agatón 21]
“El camino a través del desierto. 40 dichos de los padres del desierto” Anselm Grün

Ayer el joven rico preguntaba qué había de hacer de bueno para obtener la vida eterna ansioso por decirle a Jesús todos los preceptos que cumplía, y eso me conecta muy bien con estos dos apotegmas que nos recuerdan que lo bueno lo hace Dios, y que lo mejor que podemos hacer nosotros es reconocer humildemente nuestra debilidad y prepararnos para resistir ante la siguiente tentación sin creernos capaces por nuestras solas fuerzas mediante el cumplimiento de la ley, de llegar a Dios. El mero cumplimiento orgulloso nos puede hacer olvidar nuestra debilidad y convertirnos en blanco fácil para la tentación de prescindir de Dios.

La vida es sueño

Sus temores son nuestros temores, sus anhelos son nuestros anhelos, su lucha por sobrevivir en un mundo habitado por la incertidumbre es la nuestra. Sus palabras…se encuentran en nuestra alma y la engrandecen y serenan…

Nos admira, en definitiva, la capacidad del ser humano de dibujarse a sí mismo, de reconstruirse, a través del pensamiento, de la inteligencia, de la comprensión de lo humano, de la búsqueda de la verdad, ora en la ficción, ora en la realidad.
 
Helena Pimenta, directora de la versión de La vida es sueño,  de Calderón de la Barca, CNTC 2012