Estar en la muerte

Simplemente estar a su lado es lo último que se puede hacer por un enfermo; es lo más inútil probablemente, pero también lo más esencial. Estar: no perderse ese momento, que es el del misterio. No dejar a nadie a solas con la muerte, pues ya la muerte es la experiencia de la máxima soledad.

Pablo D’Ors, Olvido de sí, (biografía del beato Charles de Foucauld)

Meditación y silencio: coloquio de amor

Por meditar entiendo hacer silencio, es decir, percatarse del silencio que somos. Por meditar entiendo ver sin pensar. Por meditar entiendo examinar la conciencia, poder recrearse en una palabra, mantener un coloquio de amor y, por supuesto, escuchar. Quien sepa hacer todo esto es para mí una persona.
Pablo D’Ors, El olvido de sí,(biografía del beato Charles de Foucauld)

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Dios del desierto. Dulcísimas mociones

El Dios del desierto me ha enseñado que lo que instruye es lo que acontece, solo lo que acontece, y que toda la vida, por anodina o gris que pueda resultar, es una infinita secuencia de divinas y dulcísimas mociones, a cada cual más seductora.”
Pablo D’Ors, Olvido de sí, (biografía del beato Charles de Foucauld)

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Evangelizar II

Para evangelizar hay que ir con las manos vacías y abiertas, de frente, poniéndose simplemente a disposición de Dios y de los demás. Si tengo tanto reparo hacia las estrategias evangelizadoras es porque retardan infinitamente la hora de la acción”
Pablo D’Ors, El olvido de sí ( biografía del Beato Charles de Foucauld)

No hacer nada. Ofrenda del ser. Enfermedad

Es fácil estar disponible para hacer cualquier cosa o hacer algún servicio, siempre pidiendo la gracia de Dios. Sin embargo qué difícil es decir : «Aquí estoy, Señor, habla, que tu siervo escucha». Aunque ese hablar implique las últimas consecuencias. Ahí es donde realmente se cumple aquello que dijo Jesús: «Si el grano de trigo no muere, es imposible que de fruto».(…)

En estos días en que mi cuerpo se encuentra prácticamente sin fuerzas, sin apenas movilidad, sin poder realizar los movimientos cotidianos normales, es cuando uno cae en la cuenta de la profundidad de este mensaje: Hay que morir, hay que debilitarse, hay que no ser nada, para que Dios pueda valerse de nuestro no hacer nada»

Idelfonso María García Palacios, CMF, dictó estas palabras a sus compañeros una semana antes de morir con 25 años, tras vivir un año la enfermedad del cáncer.

Su testimonio de fe, impresionante, está en

Un itinerario inesperado. El diario de Ilde, Publicaciones claretianas

En el corazón del sueño

Todo el mundo del arte es un viaje por esas fantasmagorías del corazón. Acudimos a él queriendo ver no nuestra vida real, sino la soñada; no nuestros éxitos o nuestros fracasos sino las criaturas que pueblan nuestras fantasías.

No leemos para buscar lo que existe, un espejo que nos dé la imagen de lo que sabemos, sino para ver más allá. No para acercarnos a lo que somos, sino a lo que deberíamos ser. Para ser lo que no hemos sido. Y los pavos reales representan como ningún otro ser del mundo ese deseo de transfiguración. Se pasean distantes ante nuestros ojos, y de pronto abren sus colas y estamos, con Cenicienta, en la escena del baile: en el reino de la fábula.

La infancia pertenece a ese reino. Es a la vez el jardín de los muertos y de los vivos, el lugar en que los peces guardan los anillos de los que se aman y en que hombres diminutos quieren raptar a los niños. El jardín de los seres perdidos y el jardín en que los pavos reales nos entregan altivos sus ojos. Son esos ojos los que nos recuerdan, cuando flotan en sus colas, que en el corazón de lo real viven siempre los sueños».

Gustavo Martín Garzo

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De libros: luces en el canal

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La novela Luces en el canal, de David Fernández Sifres, ha ganado el premio Barco de Vapor de este año. Es un relato tierno que nos cuenta cómo los niños saben mirar e ir más allá de los prejuicios, poniéndose en el lugar del otro. Escrito con un lenguaje directo, nos lleva hacia un realismo mágico al que no sabes cómo has llegado, tras disfrutar con una lectura que te  ha hecho crecer como lector.
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La realidad es mucho más de lo que uno ve.
A veces las cosas pequeñas esconden lo verdaderamente importante

De lo trascendente en la literatura infantil y juvenil

Ah, este estilo, esta sabiduría combinada con una autoridad formidable, la atención sobre la vida y la muerte.Sin eufemismos, gracias a la libertad que otorga la imaginación, la materia primordial de la literatura fantástica. Es en los buenos libros de fantasía o los buenos libros para más pequeños es donde se puede hablar sin tapujos del bien, del mal, de las enfermedades del espíritu, de la traición, el sacrificio, la vejez, el amor o la muerte.

Éstos, los temas con mayúscula, no predominan en la novela para adultos. Se les considera solemnes o, quizás, pasados de moda. En cambio, menudean los romances ñoños disfrazados de novela erótica, las crónicas de nota roja sin siquiera una hipótesis sobre la naturaleza humana, las soluciones mágicas —sin magia, ni magos— a los problemas de la vida. Son, muchas veces, un dócil eco de los periódicos, o panfletos ideologizantes sin densidad ni inteligencia. El ego del autor es, muchas veces, el tema. Esto, en un libro para niños, sería impublicable por aburrido. Sin humor, sin una mirada mordaz al espejo, el autor de libros infantiles está condenado al fracaso.

Verónica Murguía, autora de «Loba», Premio Gran Angular 2013

En Loba hay mucha historia donde se hace presente lo trascendente.

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162 Emily Dickinson: My River runs to thee

My River runs to thee—
Blue Sea! Wilt welcome me?
My River waits reply—
Oh sea— look graciously—
I’ll fetch thee Brooks
From spotted nooks—
Say—Sea— Take Me!

Hacia ti va mi río.
¡Oh mar azul! ¿Aceptarás mis aguas?
Mi río está esperando tu respuesta.
¡Oh mar, acógeme!
Voy a llevarte arroyos
que nacen en lugares apartados.
¡Oh mar, di que me aceptas!

(traducción por Carlos Pujol)