[aPt.3] ¿Se derrite tu virtud? – Guarda

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Decía santa Sinclética:
“Así como desaparece rápidamente un tesoro expuesto, de la misma manera se desvanece cualquier virtud que se hace famosa o se cacarea. Como la cera se derrite instantáneamente ante el fuego, así el alma se vacía por la alabanza y pierde la solidez de la virtud”

¿Dependemos del aplauso o la mirada de los demás?
leer «Los éxitos y logros de la vida nos dan seguridad…»
¿Qué nos mueve a hacer las cosas?
leer «Examinar nuestras intenciones y purificar nuestros motivos»

«Cuando deis limosna que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda»

(Mt 6, 3)

Encuentro Internacional de las Comunidades Laicas Marianistas

Entre los días 1 y 7 de agosto, tuvo lugar en Nairobi, el 5º Encuentro Internacional de las Comunidades Laicas Marianistas (CLM), que recibió a los representantes de cada país, para revisar su funcionamiento y retomar el impulso necesario para seguir siendo testigos de Jesús en el mundo.
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Puedes conocer más detalles de este evento en Ágora Marianista y en CLM Internacional

[aPt.1] ¿Qué valor damos a las personas? – Repara

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Un soldado preguntó a Abba Míos si Dios podía perdonar a un pecador.

Después de instruirle con alguna detención, el anciano le dijo:
“Si tu guerrera estuviera rota, ¿la tirarías?”

“¡Oh, no!” – replicó el soldado – “la remendaría y me la pondría de nuevo”

El anciano entonces le contestó:
“Si tú te cuidas de tu guerrera, ¿no tendrá Dios cuidado de su propia criatura?”

¿Qué hacemos cuando algo o alguien no nos gusta, falla, o se estropea?
leer «¿Quieres cambiar el mundo?»
¿Qué esperamos que haga Dios con nosotros? – leer «Dios mío ayudame»

«Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más»

(Jn 8, 10,11)

[aPt.0] Apotegmas. La sabiduría del desierto. Yushi Nomura

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Hace mucho tiempo hubo hombres que decidían apartarse al desierto para encontrarse consigo mismos, con Dios, para trascender. Eran considerados hombres sabios, cuya vida estaba dedicada a la meditación. Eran los primeros eremitas, conocidos como “los padres del desierto”, cuya sabiduría se transmitía a base de cuentos parábolas o frases con consejos, enseñanzas y reflexiones. Esta sabiduría era conocida con el nombre de apotegmas. Hoy en día hay colecciones de estos apotegmas que se han conservado desde los primeros siglos del cristianismo y aun hoy tienen mucho que decirnos.

Durante doce semanas me gustaría compartir algunos de estos apotegmas seleccionados del libro: Sabiduría del desierto de Yushi Nomura de ediciones Paulinas

No es sabiduría perfecta, al menos, no para mí. Puede que algunos de los apotegmas no nos convenzan, que le veamos pegas o que nos llegue a lo más hondo y nos respondan a nuestras preguntas. Tú dirás qué te parece.

Dos sílabas

Los que me conocen saben que soy una enamorada de Taizé por lo que ese lugar ha significado para mí en muchos momentos de mi vida. He encontrado un artículo que lo describe increiblemente bien, y no he podido resistirme a compartirlo.

SÍLABAS

Taizé: dos sílabas muy breves, escuetas, que se pronuncian con rapidez, como en un chasquido, como una puntuación vibrante. Un nombre para condensar lo esencial, que recoge lo indecible. Taizé para callar y Taizé para decir. Taizé para venir, por miles, decenas de miles, centenas de miles, después de casi dos buenos tercios de un siglo. Taizé para volver cargados de lo invisible. Taizé para las generaciones. Lejos de Taizé, éste queda siempre en aquellos que pasaron por allí. Momentos de luz; silencios que uno jamás pensaba poder alcanzar; las huellas de amistades anónimas; miradas que casi nos parecen demasiado claras como para ser humanas; innumerables rostros, a menudo juveniles; remordimientos también por poseer tanto y por haber desatendido, a menudo, el sentido de la vida. Las huellas dejadas por otros y por sí mismo.

Todos tenemos Taizé en el fondo de nuestros corazones. Todos tenemos, en los registros tortuosos de nuestros recuerdos, etapas en Taizé en momentos diferentes, que se superponen en nuestra memoria. Los caminos sinuosos de la espléndida Borgoña, la luz dorada de las colinas al final del verano, cuando la naturaleza ansía las lluvias que se hacen tardar, las casas de piedra que parecen llevar ahí toda una eternidad, las campanas que, en vez de romper el silencio, lo intensifican sin molestar. Acogida, servicio, cantos conocidos y reconocidos, iconos, la paz colorida de la iglesia de la Reconciliación.

Quienquiera que haya pasado una jornada en Taizé, ha pensado que debería volver. Y quienquiera que se haya dicho esto a sí mismo y no lo haya realizado, sabe, y no lo olvida jamás, que Taizé existe, que Taizé está ahí, apartado de la gran agitación de nuestros tiempos, disponible, como de guardia en esta tierra. Luz continua sobre el océano de una humanidad agitada, perturbador. Vigilia en la noche de noticias y tragedias colectivas  personales. Estrés, ambiciones, disputas, batallas por un motivo u otro, la obsesión por el dinero y el poder, avatares del sentimiento, las oscilaciones en las relaciones afectivas, la superficialidad de las modas y el vacío de los «discursos mediáticos»: todo lo que se trajina lejos de Taizé, todo esto que hace ruido y hace furor lejos de esta colina ahora sagrada y que, en ella, pierde toda su importancia.

¿Reconciliación? Sí, pero primero de todo, reconciliación consigo mismo. En todo caso, con esa parte de nosotros que, oportunamente, cuando las tempestades amenazan nuestras vidas, nos dice: ya basta, un poco de silencio, escucha “lo que te habla” en el silencio. Escucha a quien te habla.

Bruno Frappat- Vía  Taizé

Miércoles de ceniza

MIÉRCOLES DE CENIZA: «Conviértete y cree en el Evangelio»

MOVEREMOS LAS MONTAÑAS


Se ha puesto el sol y en la noche caminamos,

venimos del dolor pero sonreímos.

Somos la semilla del día que comienza

y forjamos, con Dios, nuestro destino.

Volveremos a nacer de las cenizas,

plantaremos la flor donde no hay nada,

hablaremos de amor donde haya odio y, algún día,

algún día, moveremos las montañas.

Porque somos partidarios de la vida

y llevamos en el pecho la esperanza,

porque somos caminantes en la noche de los tiempos,

y en la noche revivimos la mañana.

Construiremos la paz sobre la guerra,

llenaremos las casas de alegría,

llamaremos hermano a cada hombre y será entonces

que los hombres serán una familia.

La radicalidad del Señor

Señor, ¿dónde vives?
Venid y lo veréis (Jn 1,38-39)

“Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. (Mt 19, 21-22)

El señor nos pide un compromiso fuerte, es radical en sus palabras, nos invita a seguirle, pero a seguirle con todo lo que eso conlleva. La única condición es dejar todo a él, confiarse en sus brazos.

¿Seguimos al Señor así? Somos débiles y frágiles, tropezamos tanto, retrocedemos tanto en este camino de seguirle fielmente y radicalmente..
Pero qué bueno, porque aún cuando no vemos luz, Él nos sigue llamando.

Ven y descánsate

Porque el Señor también habla a través de las canciones, a mi esta canción me invita constantemente a dejarme guiar por el señor, a dejar que obre como él quiere y no como yo quiero. La letra dice así..

« Ven y descánsate, ven y descánsate en Dios, en Dios.

Y deja que Dios sea Dios, deja que Dios sea Dios.

Tú sólo adórale.

Tú sólo adórale»

La salvación es ya visible

¿Has visto la salvación?
Ahora, Señor, según tu promesa
puedes dejar a tu siervo irse en paz;
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para anunciar a las naciones,
y gloria de tu pueblo, Israel

La salvación que nos libra

¿sientes la misericordia del Señor?
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Feliz tú, llena de gracia

¿Dios nace en ti?
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre
Zacarías, María, José y los pastores recibieron el anuncio de la Buena Noticia como un reto, una llamada, un sacrificio, una entrega. El nacimiento del salvador, el redentor, el que vino a amarnos, y no pudieron hacer otra cosa que alegrarse
Feliz tú también