El cliente siempre tiene la razón ¿Se cumple en la Iglesia?

Diagrama de flujo para el diseño de un producto.

En cualquier proceso de obtención de soluciones, y en concreto en el de desarrollo de productos, el flujo de trabajo y las relaciones cliente – profesional – entorno, se podrían resumir de la siguiente manera (imagen de la izquierda):
Diagrama de flujo para transmitir la fe

Me atrevo a pensar que en materia de fe, moral, misterio… el flujo sería casi el mismo. Poniéndole nombre a las cosas quedaría así (imagen de la derecha).

El caso es que no sé hasta qué punto respetamos este diagrama, o nos lo creemos. Me da la impresión, y me pasa a mí mismo, que desconfiamos de que esto sea así, o deseamos que sea más bien de otra manera, nos gustaría eliminar la parte de las críticas y tener siempre la razón.

Pensando en esto y a raíz de los últimos posts de Dani y su eco, se me ocurren tres posibles caricaturas de tres maneras de deformar este flujo de trabajo:

Modelo 1.
El de “el magisterio infalible”
Modelo 2.
El de “los teólogos descarriados”
Modelo 3.
El de “creo en Dios pero no en la Iglesia”

¿Cómo nos interpela cada una de estas caricaturas? ¿Nos sentimos más cómodos/identificados con una que con otra?
Las tres son posturas radicales a las que tendemos sin darnos cuenta o con las que etiquetamos a la gente. Todas ellas han prohibido la crítica. Personalmente al leer estos posts se me dispararon los prejuicios y acudí a estos estereotipos, a uno u otro, según el caso, poniéndome a favor o en contra como pasó con los que comentasteis las entradas perdiendo el significado original.

No toleramos la crítica porque parece que es desautorizar a la persona o a la institución. Sin embargo, profesionalmente la crítica es el feedback imprescindible para entender y cubrir las necesidades del cliente.

Sin embargo, cuando alguien critica a la Iglesia se le encasilla en el Modelo 3, o si un teólogo lleva una línea que cuestiona el magisterio pasa a ser del Modelo 2, y si alguien defiende la unidad de la Iglesia y la confianza en sus pastores a pesar de los errores, se le encasilla en el Modelo 1. En cualquier caso nos perdemos lo importante: El cliente, que se queda sin resolver su problema, sin colmar su deseo innato de Dios porque el profesional sea el que sea, no ha sabido hacer bien su trabajo y dar una respuesta que sintonice con la necesidad del cliente.

Aquí un ejemplo de «un mal diseño que costó 100 millones«. Se trata del rediseño de un envase de zumo (el de la derecha) que no gustó al cliente y derivó en la caída de las ventas, a pesar de que formalmente es mejor y más actual.

El cliente siempre tiene la razón, pero no porque sepa más que el profesional, sino porque es quien tiene una necesidad y no estará satisfecho hasta que la cubra. El profesional no puede ser el protagonista, sino que es el que, desde su posición autorizada, ha de ser capaz de acompañar al cliente tanto en la fase de poner nombre al problema, como en la de encontrar la solución, como en su posterior evolución y esto solo puede hacerlo quien es capaz de rebajarse hasta donde está el cliente, para poder escucharle y para decirle, no lo que quiere oír, sino lo que debe oír para entender y resolver su problema. Ni que decir tiene que el cliente ha de confiar en la autoridad del profesional, pero si ha solicitado su consejo y se sigue este proceso, es de suponer que se fiará de lo que este le diga.

Vigilia Pascual

En plena vigilia Pascual, mientras leían al profeta diciendo

 os daré un espíritu nuevo, arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne, os infundiré mi espíritu y viviréis

apareció sobre mi cabeza, revoloteando, una mariposa, que se posó en la lámpara de la sede. Y siguiendo su vuelo singular me distraje pensando en

que fue gusano, capullo, larva, y ahora mariposa de bellos colores…

Pensé en la transformación, en la belleza que me rodeaba,

en la tumba abandonada, en la resurreccíón, en la alegría de los campos en primavera, en las mariposas pascuales.

 

En la trasformación de la Pascua, en Cristo ofreciendo la paz.

Dialogar con Dios

Dios dialoga con el hombre, como dialogan los protagonistas de la obra de teatro El Sunset Limited, de Cormac McCarthy, recientemente publicado en Mondadori.

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Son los protagonistas un Blanco intelectual, que acaba de querer sucidarse, un Negro convertido a la religión,  sin estudios, procedente del hampa, que trata de convencerle de que no acabe con su vida.

Una clave para leer el libro, donde se ve quien lleva la iniciativa del diálogo, se puede apreciar en algunas intervenciones de Negro.

no tengo ni puñetera idea de por qué Dios es como es. No sé por qué me habló a mí. Yo no lo hubiera hecho»;

si Dios es Dios le puede hablar a su corazón en cualquier momento. Le diré más: si me habló a mí (y ya le digo yo que lo hizo), es que puede hablarle a cualquiera»

y un tercero, quizá el mejor: 

La cosa no va de ser virtuoso. Lo único que hace falta es estar callado. No puedo hablar por boca del Señor, pero la experiencia que he tenido me hace creer que él habla al que está dispuesto a escuchar. No es necesario que sea virtuoso».

Una guinda

En otro momento Negro sí le dice a Blanco cuál es su problema:

La luz está en todas partes, lo que pasa es que usted no ve más que sombra alrededor. Y la sombra es usted. Usted hace la sombra».

Con este post dialogo con el anterior de Pablo Benavides y donde dialoga con nosotros, desde la vida eterna, Pablo Dominguez.

Siempre el diálogo.

Bendecir las culturas

Podemos descubrir aquí un primer gran mensaje que nos trae la festividad de hoy: la invitación a mirar de manera justa a la humanidad entera, a cuantos conforman el mundo, a sus diversas culturas y civilizaciones. La mirada que el creyente recibe de Cristo es una mirada de bendición: una mirada sabia y amorosa, capaz de acoger la belleza del mundo y de compartir su fragilidad.

Benedicto XVI, homilía del Domingo de Ramos, 1 abril 2012

Ser protagonistas

Cuando los problemas acechan, los conflictos estallan, tenemos la tentación de recurrir a otros que nos resuelvan la papeleta. Siempre es más cómodo fiar tu suerte a alguien ajeno, será porque en caso de equivocación, puedes echar la culpa a otro. Esto nos ocurre en nuestras vidas privadas y también en la vida pública, en la empresa y en la política.

Al final, por desgracia, fiar a otros lo que por nosotros mismos somos capaces de hacer nunca suele traer nada bueno.  Como decía Platón, el precio que paga quien no se quiere gobernar, es ser gobernado por alguien inferior. De aquellos barros, estos lodos

No es habitual recibir elogios pero cuando llegan…

Mi amiga recibió este elogio por parte de una persona conocida: “tu comunidad siempre se ha mostrado liberal, abierta y tolerante y ha sido un referente importante para todo el barrio”. Se sintió feliz por ello y agradecida.

 

Vemos en el evangelio cómo Jesús elogió tantas veces la fe, la confianza, la sencillez, el corazón compasivo de las personas, y de ese modo les confirmaba en sus cualidades y en su vocación.

Jesús quedó admirado del centurión, de la mujer perdonada, de la viuda pobre…

 

 “os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande” (Lc. 7,9)

”porque ha mostrado mucho amor ha sido perdonada. Tu fe te ha salvado. (Lc.7,47.50)

”de verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que nadie” (Lc. 21,3)

 

Jesús enséñanos a elogiar como tú sabías hacerlo y a acoger con sencillez y agradecimiento los elogios que podamos recibir.

Solo puedes vivir para alguien

¿y tú, para quién caminas? ¿para quién son tus pasos? ¿para quién vives? Solo puedes vivir para alguien

canción de IXCIS del disco Confío de 1997

Una historia judía cuenta, que un rabino sabio y buscador de Dios, una noche, después de haber pasado todo el día tratando de interpretar los libros de las viejas profecías sobre la venida del Mesías, quiso salir a dar una vuelta por la calle, para distraerse un poco y descansar.
Mientras caminaba despacio, se encontró con un guardia vigilante, que daba cortos paseos, adelante y atrás, con pasos largos y decididos, ante el portón de una mansión señorial.

«¿Para quién paseas tú?» – le preguntó curioso el rabino.
El guardia dijo el nombre de su amo. Luego, en seguida, le preguntó al rabino: «¿Y tú, para quién caminas?»

Esta pregunta se quedó grabada en el corazón del rabino: «¿Y tú, para quién caminas?, ¿para quién son tus pasos?, ¿para quién vives?»
Sólo puedes vivir para alguien. A cada paso que des hoy… repite su nombre.

El canto del pájaro

Lo cierto, sin embargo, es que incluso en las experiencias más trágicas y cruentas de la humanidad, guerras y holocaustos, no han dejado de cantar los jilgueros o los ruiseñores ni han dejado de propagar su perfume las rosas ni de haber quienes aspiran a la libertad de los campos, como la bella Marcela cervantina, o que han salido de la ciudad buscando algo que no se halla en el solo pensar, como sucede en los diálogos platónicos.

El canto del ruiseñor es siempre el mismo canto y el perfume de la rosa siempre es el mismo, sólo nosotros no somos los mismos cada vez que oímos uno de esos cantos o sentimos ese perfume, y no porque seamos sólo un devenir, suma de pasado, presente y futuro, sino porque ese canto y ese perfume nos conmueven y nos transforman, haciéndonos otro, lo otro a lo que también se refería Rimbaud.

Andrés Trapiello

Georges de La Tour

Llevaba tiempo buscando el libro  “Georges De La Tour” de Pascual Quignard.

Quizá porque está editado en Pre-textos, una editorial de mi confianza, donde las haya.

Quizá porque es escritor que me atrae y habla, susurrando con voz queda, de un pintor que siempre me ha resultado sugerente, y cuya historia quería conocer.

Quizá porque sus cuadros son personas, noches oscuras y luz.

Tres quizás.

Tras ellos tres sugerencias.

Sugerencia primera


Coge el libro bien editado. Su portada, de una sencillez hermosa. Siempre la sencillez vence. Una tipografía clásica, con buen gusto. El tacto disfruta con lo inesperado de una superficie ligeramente rugosa, que acariciada con la uña resuena con ecos primitivos e infinitos.

El señalalibros, con la misma rugosidad y los mismos motivos, una cita:

“de la noche hizo su reino. Una noche interior: una casa humilde y cerrada donde hay un cuerpo humano iluminado parcialmente por una pequeña fuente de luz(…) los rojos de La Tour arden más alá del tiempo, como brasas…se convierten en una escena eterna. Una masa oscura, una llama color limón, un rojo limpio, un bermellón intenso y mate, una grandeza triste”.
En el arte, en el arte editorial, la cosa bien hecha conmueve, expresa plenitud, manifiesta una belleza oculta que se desvela con la luz recibida.

Sugerencia segunda

Adéntrate en el fuego místico que arde en tu interior.

¡ Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

“Cuanto más nos acercamos al fuego, más claramente vemos que consiste en la cantidad de materia que falta en su llama.
Lo que hace más ardiente la llama, lo que hace la brasa más roja, más luminoso el resplandor, es lo que se convierte en “nada” dentro de ella. Lo que se precipita en el corazón de la hoguera para ser “nada” se mece allí como una ilusión, en el aire tembloroso y traslúcido del calor. Esa “nada” es lo que grita en el crepitar. Esa “nada” es el corazón blanco de las llamas, al que no podemos acercar el rostro sin gritar de dolor. Es Dios.” Pascal Quignard, Georges de La Tour, Valencia, Pre-Textos 2010, p.98

 

Sugerencia tercera

Contempla alguno de los cuadros de La Tour. El libro hace poemas en prosa, más allá de las explicaciones racionales, toda ciencia trascendiendo, de algunos de estos. Contempla en silencio, abriendo los ojos del corazón, situándote en las oscuridades, dejándote iluminar por su luz, tan débil, tenue, mortecina.

Puedes romper el silencio escuchando la banda sonora de “Todas las mañanas del mundo” película basada en una obra de Pascual Quignard, el autor del Georges La Tour.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=_0JTY3e2_AY]
Los libros, como la película, nos  adentran en los misterios, tan profundos, del alma del arte. Y completamos un círculos de bellezas sugeridas, un recorrido singular por las bellas artes.

Guárdate de olvidar al Señor cuando las cosas vayan bien

Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura;  tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel; tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada; tierra que lleva hierro en sus rocas y de cuyos montes sacarás cobre; entonces, cuando comas hasta hartarte, bendice al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado.

Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, de no cumplir los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy.  No sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes, un sequedal sin una gota de agua; que te sacó agua de una roca de pedernal;  que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres: para afligirte y probarte y para hacerte el bien al final.

No pienses: Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. Acuérdate del Señor, tu Dios, que es él quien te da la fuerza para hacerte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.  Si olvidas al Señor, tu Dios, y sigues a dioses extranjeros, les das culto y te prosternas ante ellos, yo os garantizo hoy que pereceréis sin remedio

Deuteronomio 8, 7-19

Viñeta de El gran divorcio (un sueño) C. S. Lewis

A raíz de este post de Nova Bella, una de las lectoras del blog Lisset Vera se puso en contacto conmigo el 6 de agosto de 2010, para recomendarme un texto de C. S. Lewis y ver si lo podría sintetizar en unas viñetas como el de las semillas.

La idea me gustó, me leí el libro “El gran divorcio (un sueño)” al que pertenece el fragmento (páginas 75 a 79) y me puse manos a la obra. Sin embargo el proyecto se fue dilatando por falta de tiempo. Aun así, la historia y los bocetos me fueron acompañando en mi propia vida y me sentí muy identificado con este cuento en el que queda reflejado lo difícil que es librarse de las tentaciones. Aunque uno se da cuenta de qué es lo que no quiere, muchas veces se resiste a eliminarlo de su vida porque se sigue sintiendo inclinado a ello. Finalmente refleja la experiencia de conversión al dejarse en manos de Dios.

Por fin, después de retomarlo y dejarlo varias veces, y gracias a la insistencia periódica de Lisset durante estos 2 años que de vez en cuando me lo recordaba, hace unos días, decidí encontrar tiempo y terminarlo.

Puedes descargar los pdf para leerlo o imprimirlo aquí:
“Viñeta de El gran divorcio (un sueño)” color
“Viñeta de El gran divorcio (un sueño)” blanco y negro

Está pensado para imprimir las 4 hojas en un folio a dos caras

publicado en smm.marianistas.org

Arquitecto, Artesano, Artista

Homilía pronunciada en el funeral de un conocido arquitecto, fallecido recientemente.. la belleza, el arte, el artista como colaborador en la obra creadora de Dios…

 

Celebramos esta eucaristía en una capilla donde X, en su época de alumno en el colegio, entraría en variadas ocasiones.  Un niño pequeño que entra en esta capilla se queda admirado al contemplar una arquitectura desmesurada, inusitada. Aunque un alumno de este colegio, desde pequeño, está habituado a grandes espacios, grandes ventanales y pasillos llenos de luz,  cuando entra en la capilla gótica, neogótica realmente, puede tener la experiencia de entrar en un terreno sagrado, que le eleva o le facilita una experiencia  que va más allá, vital. Tal es el poder de la arquitectura.

 
Un  niño tiene una capacidad de asombro y de admiración, una sensibilidad intuitiva ante la realidad mucho más desarrollada que muchos adultos. Quizá por eso dijo Jesús que si no nos hacemos como niños no entraremos en el Reino de los cielos. Porque el niño sabe ver la belleza, la bondad y la verdad de las cosas con mayor facilidad. Los niños  son artistas como si tal cosa: juegan con lo que tienen a mano y lo transforman, sin darse importancia. Saben gozar estéticamente y compartirlo. Los niños, como algunos mayores, son artistas, son creadores.


X, a lo largo de su vida, ha sido un artista, un creador. El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del « talento artístico ». Y, ciertamente, también éste es un talento que hay que desarrollar. X lo hizo abundantemente, con generosidad, y puso su talento al servicio de la belleza.

 
Los cristianos creemos que en la «creación artística» el hombre se revela más que nunca «imagen de Dios» y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda « materia » de la propia humanidad y, después, ejerciendo un dominio creativo sobre el universo que le rodea. El Artista divino, con admirable condescendencia, trasmite al artista humano un destello de su sabiduría trascendente, llamándolo a compartir su potencia creadora.

Nuestra sociedad necesita artistas. Y cuando este artista es grande, como un niño pequeño, la sociedad vislumbra en él una puerta abierta a algo mayor, un no se qué que queda balbuciendo, y por eso le reconoce, le admira y dice palabras tan hermosas comos las que hemos leído de X durante esta semana en los periódicos.

El día de la consagración de la Sagrada Familia, en Barcelona, ideada por otro arquitecto genial, Benedcto XVI, en la homilía, dijo que  “la belleza es la gran necesidad del ser humano; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo”.


Dios  en el acto de crear el universo, el día, la noche, la bóveda celeste, el sol y la luna, las estrellas, la tierra y el mar, las plantas, los animales, al hombre y a la mujer, ve que todo lo que ha hecho es bueno, es bello. Al ser humano le da la posibilidad de seguir contribuyendo al acto creador. Dios nos llama a ser artífices de belleza y de bondad a través de nuestro trabajo. Algunos privilegiados disfrutan con ello y saben transmitirlo. X fue uno de ellos.

Estamos llamados a contribuir a la belleza de nuestro mundo, a través de nuestro trabajo, a ser creadores de esta tierra. Sabemos bien, sin embargo, que nuestro ser es finito, que somos en el tiempo. Mientras como tejedores devanamos la vida, a veces inesperadamente, como en el caso de X, se corta la trama.

Nuestra fe cristiana, inexplicable, pues solo se entiende desde la confianza en un Dios creador, fuente de vida en abundancia, nos dice que somos creados para la eternidad, que con la muerte nuestra vida no termina, sino que se transforma. Dios, hace para nosotros, tras la muerte, un universo nuevo, un cielo nuevo y una tierra nueva, cuando la primera tierra ha pasado. Dios asegura que estará con nosotros para siempre y nos hará ver la belleza verdadera que no conoce el ocaso. Dios, tras la muerte, nos llama a la belleza en plenitud.

 

La Palabra de Dios se hizo para nosotros una de las formas arquitectónicas más sencillas: una tienda. La Palabra acampó entre nosotros. Y nos ofrece su luz, su salvación y su gloria. La Palabra, Jesús mismo, nos dice en el momento de pasar de este mundo al Padre: confiad en Dios y confiad también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos; ahora voy a prepararos ese lugar. Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde voy a estar yo. Vosotros ya sabéis el camino para ir a donde voy yo: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Rezamos para que X haya encontrado esta vida eterna en Cristo.