NICODEMO II

AMOR DE JESÚS 3

«¿A qué esperas? ¡Ven!». Esta es la invitación de Nicodemo a todo el que se acerque a esta imagen. «Supera tus miedos y tus vergüenzas, da un paso más, acércate, pon un pie en la escalera, y otro, apoya tu mano en la cruz, abraza al Autor de la vida, que ahora es un cuerpo sin vida, acerca tu mejilla a su costado, ya no late su corazón, el corazón de Jesús, tan lleno de compasión hacia todos…».

Él pide ahora un gesto de compasión, un último gesto de bondad ya que nadie se atrevió a hacer nada para que no le crucificaran.

Dios, que es amor, para conquistar nuestro corazón se ha abajado hasta hacerse víctima. El inocente condenado para despertar en nosotros una llamita de compasión. Nadie puede pasar y quedar indiferente ante el amor de Jesús.

NICODEMO I

«Nunca insistiré lo suficiente en la importancia de orar ante una imagen, y ello aunque se rece con los ojos cerrados. Gracias a las imágenes, el creyente no se olvida de que está en oración, es decir, en escucha y coloquio con el Señor». Pablo D’Ors en El Olvido de sí.

Sigena
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Contemplas una versión original de “el corazón de Jesús” elaborada por las Hermanas de Belén y de la Asunción de la Virgen.

El buen arte religioso se hace en oración, es una forma de oración, y su destino es la oración, no el adorno.

Jesús en la cruz está ya muerto. Le han quitado un clavo. Nicodemo, encaramado en una escalera, ayuda a bajarlo. Con él estaba José de Arimatea, el dueño del sepulcro nuevo donde van a depositar el cuerpo del Señor. Nicodemo, cuenta el evangelio de Juan, había gastado un montón de dinero en mirra y áloe para perfumar el cuerpo sin vida de Jesús. Después lo envolvieron en una sábana y lo sepultaron. (Cf. Juan 19, 38-42).

Despertarse para amar

Con libertad se ha de andar en este camino, puestos en las manos de Dios; si su Majestad nos quisiere subir a ser de los de su cámara y secreto, ir de buena gana.

Siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor. Procuremos ir mirando esto siempre y despertándonos para amar, porque, si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el corazón de este amor, sernos ha todo fácil, y obraremos muy en breve y muy sin trabajo.

Santa Teresa de Jesús

La oración influye sobre el cuerpo

La influencia de la oración sobre el cuerpo y sobre el espirítu es tan demostrable como la secreción glandular. Como médico he visto a los hombres salir de las enfermedades y de las depresiones a través del esfuerzo sereno de la oración, cuando toda medicina había fallado. La oración es el acto de madurez indispensable para el completo desarrollo de la personalidad, la última integración de las facultades más íntimas del hombre.

Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina

Mirar con tus ojos

1465 | Antonello da Messina, Cristo benedicente | Particolare

Quiero mirar con tus ojos, hablar con tu boca, oír con tu oído
y amar, amar, con tu corazón

Parece ser que esta oración la cantaba sor Teresita, de Buenafuente, que hace poco murió con más de 100 años. La música es de Ignacio Yepes. Al  principio está muy bajo, pero luego se oye bien. merece la pena esperar para escuchar y orar.

Cada mañana

Cada mañana
me sumergiré en Ti, agua de la vida,
antes de ser vaso,
nutriente en el surco,
juego en la fuente,
sosiego en el lago.
 
Cada mañana me afinaré en Ti,
Palabra del Padre,
antes de ser susurro al oído
discurso en el aula,
anuncio en el viento,
silencio en la escucha.
 
Cada mañana me orientaré en Ti,
camino del Reino,
antes de ser paso en la calle,
ruta en la frontera,
pausa en la espera,
salto en el aire.
 
Cada mañana me reposaré en Ti
sabiduría encarnada,
antes de ser
vigilia en el sueño,
flecha en el arco,
sutura en la herida,
cansancio en tu mano.
 
Cada mañana me miraré en Ti,
imagen del Padre,
antes de ser
alegría en el rostro,
fuerza en los brazos,
caricia en los ojos,
luz en el barro.
 

Benjamin González Buelta
 

Sed compasivos

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¿cuándo reconoce el hombre que ha alcanzado la pureza? Cuando considera buenas a todas las personas, sin que ninguna le parezca impura o manchada. Verdaderamente es entonces cuando es puro de corazón.
y ¿qué es esta pureza? En pocas palabras: es la compasión hacia el universo entero. Y ¿qué es la compasión del corazón? Es la llama que arde en toda la creación, por todos los hombres y mujeres, por todos los animales, por todos los demonios, por todo ser creado. Cuando piensa en ellos o cuando los mira, el hombre siente que sus ojos se llenan de lágrimas por una profunda e intensa piedad que le oprime el corazón y que le hace imcapaz de tolerar, de oír, de ver el más mínimo error o la menor aflicción soportada por una criatura. Una compasión inmensa y sin medida nace en el corazón del hombre a semejanza del de Dios»

San Isaac de Siria

Silencio II

No podemos encontrar a Dios en medio del ruido, la agitación.

Fijémonos en la naturaleza: los árboles, las flores, la hierba de los campos, crecen en silencio; las estrellas, la luna, el sol, se mueven en silencio. Lo esencial no es lo que podamos decir a Dios, sino lo que Él nos dice, y lo que dice a los demás a través de nosotros.

En el silencio Él nos escucha; en el silencio, habla a nuestras almas.

En el silencio nos concede el privilegio de oír su voz:

Silencio de nuestros ojos.
Silencio de nuestros oídos.
Silencio de nuestras bocas.
Silencio de nuestros espíritus.

En el silencio del corazón, Dios hablará».

Beata Teresa de Calculta

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Silencio

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Los contemplativos de todos los tiempos y de todas las religiones han buscado siempre a Dios, la soledad de los desiertos, de los bosques, de los montes. Jesús mismo vivió cuarenta días en perfecta soledad, pasando laras horas hablando de corazón en a corazón con el Padre, en el silencio de la noche.
También nosotros estamos llamados a retirarnos, de manera intermitente, en un profundo silencio, en la soledad con Dios. Estar a solas con él, no con nuestros libros, con nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, sinmo en una perfecta desnudez interior: permanecer en su presencia, de forma silenciosa, vacíos, inmóviles, en actitud de espera»

Beata Teresa de Calcuta

Dulce Nombre de María

Hoy, fiesta patronal de la Compañía de María (marianistas), os invitamos a rezar la oración a la Virgen con la que finaliza la encíclica Lumen Fidei, de Francisco

¡Madre, ayuda nuestra fe!

Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.

Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.

Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que podamos tocarlo en la fe.

Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.

Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.

Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.

Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino.

Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.