LLena de Gracia

“Tuvimos un rato de oración en la Santa Capilla, en el Pilar. Última hora del sábado, mucha gente, mucho ir y venir.

Uno de nosotros se lamentaba de que con tanto trasiego era complicado concentrarse en la oración y meditar.

«Yo hago una oración más pasiva, contestó otro hermano. Simplemente dejo que la Virgen me bendiga, que a través de la Llena de Gracia sigamos recibiendo a Jesús, la gracia de Dios”

Es lo que deseo para todos al comenzar este curso escolar

san vicente 120

Evangelización de rodillas

la evangelización se hace de rodillas, la evangelización se hace de rodillas. Escuchen bien: «La evangelización se hace de rodillas», sean siempre hombres y mujeres de oración. ¡Sean siempre hombres y mujeres de oración! Sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función.

El riesgo del activismo, de confiar demasiado en las estructuras, está siempre al acecho. Si miramos a Jesús, vemos que la víspera de cada decisión y acontecimiento importante, se recogía en oración intensa y prolongada.

Cultivemos la dimensión contemplativa, incluso en la vorágine de los compromisos más urgentes y acuciantes. Cuanto más les llame la misión a ir a las periferias existenciales, más unido ha de estar su corazón a Cristo, lleno de misericordia y de amor. ¡Aquí reside el secreto de la fecundidad pastoral, de la fecundidad de un discípulo del Señor!

Francisco, obispo de Roma

Oración de santa Catalina de Siena

Oh Dios eterno, oh Abismo de caridad!no has mirado mis tinieblas…
ya antes de crearnos tu Mirada está sobre nosotros,
mi dulce Señor, ¡oh mi Amor!.

Oh Dios eterno, oh Abismo de caridad!
como el ciervo anhela el Agua viva de las fuentes
mi alma desea verte de verdad,
mi dulce Señor ¡oh mi Amor!

Oh Dios eterno, oh Abismo de caridad!
por tu Luz he conocido la luz,
en Ti he encontrado la caridad
mi dulce Señor, oh Amor mío!

Oh Dios eterno, oh Abismo de caridad
vísteme, vísteme de ti,
oh Verdad eterna
mi dulce Señor, oh Amor mío!

Me postro con todo el corazón ante ti, Señor
no me abandones a mi voluntad,
Tú que has hecho tanto por mío
por tu Amor ten piedad de mí!

Oh Dios eterno, oh Abismo de caridad!
Belleza sobre toda belleza,
oh Verdad eterna…
mi dulce Señor ¡Amor mío!

Santa Catalina de Siena

De poesía: el cristo de Elqui

DE SERMONES Y PRÉDICAS DEL CRISTO DE ELQUI. Nicanor Parra, 1979

XLII

La presencia del Espíritu Santo
se percibe con toda nitidez
en la mirada de un niño inocente
en un capullo que está por abrir
en un pájaro que se balancea sobre una rama

Dificulto que alguien pueda poner en duda
la presencia del Espíritu Santo
en un pan recién sacado del horno
en un vaso de agua cristalina
en una ola que se estrella contra una roca

¡Ciego de nacimiento tendría que ser!

Hasta un ateo tiembla de emoción
ante una sementera que se inclina
bajo el peso de las espigas maduras
ante un bello caballo de carrera
ante un volkswagen último modelo

Lo difícil es saber detectarlo
donde parecería que no está

en los lugares menos prestigiosos
en las actividades inferiores
en los momentos más desesperados

Ahí falla el común de los mortales

Quién podría decir que lo percibe
en los achaques de la ancianidad
en los afeites de las prostitutas
en las pupilas de los moribundos?

Y sin embargo también está ahí
pues lo permea todo como el sodio
¡que lo digan los Padres de la Iglesia!

Arrodillémonos una vez más
en homenaje al Espíritu Santo
sin cuyo visto bueno nada nace ni crece
como tampoco muere en este mundo
.

En lo escondido II

Pero todavía dices; «puesto está en mí el que ama mi alma, ¿cómo no le hallo ni le siento?». La causa es porque está escondido, y tú no te escondes también para hallarle y sentirle; porque el que ha de hallar una cosa escondida, tan a lo escondido y hasta lo escondido donde ella está ha de entrar, y, cuando la halla él también está escondido como ella. Como quiera, pues, que tu Esposo amado es el tesoro escondido en el campo de tu alma, por el cual el sabio mercader dio todas sus cosas (Mt 13,44), con­vendrá que para que tú le halles, olvidadas todas las tuyas y alejándote de todas las criaturas, te escondas en tu retrete interior del espíritu, y, cerrando la puerta sobre ti, es a saber, tu voluntad a todas las cosas, ores a tu Padre en escondido (Mt 6,6), y así quedando escondida con él, entonces le sentirás en escondido y le amarás y gozarás en escondido y te deleitarás en escondido con él, es a saber, sobre todo lo que alcanza lengua y sentido».
San Juan de la Cruz

En lo escondido I

«Grande contento es para el alma entender que nunca Dios falta del alma, aunque esté en pecado mortal ¡cuánto menos de la que está en gracia! ¿Qué más quieres, ¡oh alma!, y qué más buscas fuera de ti, pues dentro de ti tienes tus riquezas, tus deleites, tu satisfacción, tu hartura y tu reino, que es tu Amado, a quien desea y busca tu alma? ¡Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca; ahí te desea, ahí le adora y no le vayas a buscar fuera de ti, porque te distraerás y cansarás y no le hallarás ni gozarás más cierto, ni más presto, ni más cerca que dentro de ti! Sólo hay una cosa, es a saber, que, aunque está dentro de ti, está escondido. Pero gran cosa es saber el lugar donde está escondido para buscarle allí a lo cierto; y esto es [lo] que tú también…, alma, pides, cuando con afecto de amor dices: ¿Adónde te escondiste?

San Juan de la Cruz

Alabar a Dios I

¿Y cómo se alaba a Dios? Se le alaba saliendo de nosotros mismos, «gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da», explica el Papa Francisco. El mismo invita a un examen de conciencia sobre la manera de rezar a Dios, dirigiendo a los presentes esta pregunta:

«Usted que está aquí en Misa, ¿usted alaba a Dios o sólo le pide o le da gracias? ¿Pero alaba a Dios? Es algo nuevo, nuevo en nuestra vida espiritual. Alabar a Dios, salir de nosotros mismos para alabar; perder tiempo alabando. ‘¡Esta Misa, qué larga se ha hecho!’. Si no alabas a Dios, no conoces esa gratuidad de perder el tiempo alabando a Dios, la Misa es larga. Pero si tienes esta actitud de alegría, de alabanza a Dios, ¡eso es hermoso! La eternidad será eso: ¡alabar a Dios! Y no será aburrido: ¡será bellísimo! Esta alegría nos hace libres».

1 alabanza

Acoger la novedad de Dios

 

acoger a Dios

La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad, trasforma y pide confianza total en Él. (…) La novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que verdaderamente nos realiza, lo que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien.

Fragmento de la Homilía del Papa Francisco en la Solemnidad de Pentecostés.
Para leer la homilía completa pincha aquí.