Sin explicación

si le preguntas a Rosa (Torres-Pardo) qué quiso expresar Schubert con esa pieza, la pianista vuelve a tocarla con el mismo impulso y contesta: “Esto es lo que el artista quería decir. El amor, si sabes explicarlo, ya no es amor. La música es lo que sientes mientras suena, los campos que dejas abiertos a la imaginación, es el silencio indecible que contiene”

Manuel Vicent

Invoca a María VI

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.

Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan della
es por quien la gracia tienen.

Canten, y digan por vos
que desde hoy tienen señora,
y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.

Lope de Vega, Pastores de Belén

1020LUNWERG- 86.

Invoca a María V

¡Trasunto de cristal,
bello como un esmalte de ataujía!

Desde la galería
esbelta, se veía
el jardín. Y María
virgen, tímida, plena
de gracia, igual que una azucena,
se doblaba al anuncio celestial.

Un vivo pajarillo
volaba en una rosa.
El alba era primorosa.
Y, cual la luna matinal,
se perdía en el sol nuevo y sencillo,
el ala de Gabriel blanco y triunfal.

¡Memoria de cristal!

Juan Ramón Jiménez

Invoca a María IV

¿Adónde va, cuando se va, la llama?
¿Adónde va, cuando se va, la rosa?
¿Adónde sube, se disuelve airosa,
hélice, rosa y sueño de la rama?

¿Adónde va la llama, quién la llama?
A la rosa en escorzo, ¿quién la acosa?
¿Qué regazo, qué esfera deleitosa,
qué amor de Padre la alza y la reclama?

¿Adónde va, cuando se va escondiendo,
y el aire, el cielo queda ardiendo, oliendo
a olor, ardor, amor de rosa hurtada?

¿Adónde va el que queda, el que aquí abajo,
ciego del resplandor se asoma al tajo
de la sombra transida, enamorada?

Gerardo Diego

Invoca a María II

¿Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer?
¿Quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber?
Pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
¡Oh madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!
Tú, que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

Juan de la Encina

Invoca a María I

¡Oh tú que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta Estrella, invoca a María!.

En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud.

«No te extraviarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en Ella piensas. Si Ella te tiende su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si Ella te ampara.

San Bernardo