La marcha del Hambre

Son hombres y mujeres y niños pobres, pobrísimos, y huyen de la pobreza, de la falta de trabajo, de la violencia que antes era sólo de los malos patronos y de la policía y es ahora, sobre todo, la de las maras, esas bandas de forajidos que los obligan a trabajar para ellas, acarreando o vendiendo drogas, y, si se niegan a hacerlo, matándolos a puñaladas e infligiéndoles atroces torturas.

¿Adónde van? A Estados Unidos, por supuesto. ¿Por qué? Porque es un país donde hay trabajo, donde podrán ahorrar y mandar remesas a sus familiares que los salven del hambre y el desamparo centroamericano, porque allí hay buenos colegios y una seguridad y una legalidad que en sus países no existe. Saben que el presidente Trump ha dicho que ellos son una verdadera plaga de maleantes, de violadores, que traen enfermedades, suciedad y violencia y que él no permitirá esa invasión y movilizará por lo menos 15.000 policías y que, si les arrojan piedras, estos dispararán a matar. Pero no les importa: prefieren morir tratando de entrar al paraíso que la muerte lenta y sin esperanzas que les espera donde nacieron, es decir, en el infierno.

Mario Vargas LLosa, La marcha del Hambre, El País, 11.11.18

San Juan de la Cruz

Os 111-4.8-9 Con lazos humanos los atraje con vínculos de amor

Atado a ti
con dulce soga
liberado.

Me atrapa tu música de estrellas
su fugaz eternidad.

Tu silencio
es la delicia de mi corazón.

Encelado en tu ser.
Vinculado.
Desfallecido en tu boca.

Llámame por tu nombre Amado mío.

A tu sabor reposo
el cuello reclinado
en tus dulces abrazos tan amados.

NC

Lucky

De niño, cuando vivía en Kentucky tenía un rifle de perdigones.Disparaba torcido. Un día estaba yo disparando a los árboles y a las hojas, y había un ruiseñor en un árbol que no paraba de cantar. Apunté el rifle solo para espantarlo y su canto cesó. Fue el momento más triste de toda mi vida. El silencio que sobrevino al mundo era devastador.

No había vuelto a pensar en ese pájaro desde que era niño.

(eso se lo cuenta  por teléfono Lucky a un amigo, de 90 años, cuando comprende que está próxima su muerte, y tiene miedo.

Inmaculada

¿Adónde va, cuando se va, la llama?
¿Adónde va, cuando se va, la rosa?
¿Adónde sube, se disuelve airosa,
hélice, rosa y sueño de la rama?

¿Adónde va la llama, quién la llama?
A la rosa en escorzo ¿quién la acosa?
¿Qué regazo, qué esfera deleitosa,
qué amor de Padre la alza y la reclama?

¿Adónde va, cuando se va escondiendo
y el aire, el cielo queda ardiendo, oliendo
a olor, ardor, amor de rosa hurtada?

¿Y adónde va el que queda, el que aquí abajo,
ciego del resplandor se asoma al tajo
de la sombra transida, enamorada?

Gerardo Diego

No me arrepiento de mi amor

Tú sabes bien cómo he querido siempre adherirme a ti; así pues, guárdame en esta voluntad hasta el final. Siempre he creído en ti, siempre te he amado, incluso cuando he pecado contra ti. Me arrepiento de mis pecados hasta morir. Pero no me arrepiento de ninguna manera de mi amor, sino de no haberte amado tanto como debía.

Guillermo de Saint-Thierry

An unidentified masked penitent is seen as he walks on the way at ‘Los Picaos’ brotherhood procession in San Vicente de la Sonsierra,