Artesano

la actividad manual propicia el ensimismamiento saludable de quien está muy concentrado en lo que hace y al mismo tiempo se olvida sin dificultad de sí mismo, de ja a un lado su identidad y su biografia, que flota a su alrededor sin peso, como los onjetos liberados de la gravedad en una estación espacial.

Antonio Muñoz Molina, Un andar solitario entre la gente

Gli ucelli di Dio

hay algo en el mundo que resiste al mundo, y que no se encuentra en las iglesias ni en las culturas ni en la idea que los hombres tienen de si mismos, en la creencia mortífera que tienen de si mismos como seres serios, adultos, razonables, y esta cosa no es sino Dios, y Dios no puede ser contenido en nada sin trastornarlo inmediatamente,  más que en las canciones infantiles, en la sangre perdida de los pobres o en la voz de los sencillos y todos aquellos que contienen a Dios en sus manos abiertas, un gorrión que come pan empapado por la lluvia, un gorrión helado, chillón, un Dios que pía y viene a comer en sus manos desnudas.

Dios es ese del que saben los niños, pero no los adultos.

Un adulto no tiene tiempo que perder alimentando gorriones.

El Bajísimo, C. Bobin

Infinito

La palabra infinito

La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa.
Ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancia de ellas
está la opacidad en que te mueves.
Van a algún punto del resplandor y anidan,
cuando las dejas libres en el aire,
esperando que un ala inexplicable
te lleve hasta su vuelo.

¿Es más que su sabor el gusto de la vida ?

Ida Vitale, Premio cervantes 2018

¡Adentro!

En vez de decir: “¡Adelante!” o “¡Arriba!”, di: “¡Adentro!” Reconcéntrate para irradiar. Déjate llenar para que reboses luego, conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás, todo entero e indiviso. “Doy cuanto tengo”, dice el generoso. “Doy cuanto soy”, dice el héroe. “Me doy a mí mismo”, dice el santo; di tú con él al darte: “Doy conmigo el universo entero”. Para ello tienes que hacerte universo, buscando dentro de ti. ¡Adentro!

Miguel de Unamuno