“Esta tarde estaba descansando en mi camastro y he tenido el impulso repentino de escribir en mi diario el fragmento que te incluyo: “Tú que me diste tanto, Dios mío, permíteme también dar a manos llenas. Mi vida se ha convertido en un diálogo ininterrumpido contigo, en una larga conversación. Cuando estoy en algún rincón del campamento, con los pies en la tierra y los ojos apuntando al cielo, siento el rostro anegado en lágrimas, única salida de la intensa emoción y de la gratitud. A veces, por la noche, tendida en el lecho y en Paz contigo, también me embargan las lágrimas de gratitud, que constituyen mi plegaria”… (18 de agosto de 1943)
Diecinueve días después, el 7 de septiembre de 1943 fue deportada a Auschwitz con toda su familia y otras novecientas personas más (entre ellas, 170 niños). Según la Cruz Roja, su muerte ocurrió el 30 de noviembre de ese mismo año.
La soledad física, el silencio exterior y el recogimiento real son moralmente necesarios para todo el que quiera llevar una vida contemplativa, pero, como todo lo demás de la creación, no son más que medios para un fin, y si no comprendemos el fin, haremos un mal uso de los medios.
No vamos al desierto para huir de la gente, sino para aprender el modo de hallarla; no dejamos a los hombres para no tener nada que ver con ellos, sino para aprender el modo de hacerles el mayor bien. Pero este es sólo un fin secundario.
El fin que comprende a todos los demás es el amor de Dios.”
Thomas Merton
Sin relevancia no hay sentido. Las personas necesitamos sentido, no solo para aprender, también para vivir. Un enamorado de la irrelevancia no vive, sino que «va tirando». El exceso de información irrelevante lleva al déficit de pensamiento. Un niño o adolescente con déficit de pensamiento es un buen candidato para la manipulación ideológica.
Catherine L’Ecuyer
Los estudios resaltan, por ejemplo, que el multitarea tecnológico lleva al colapso de la memoria de trabajo, superficialidad en el pensamiento, dificultad para enfocar y desenfocar la atención. Los estudios dicen que nos lleva a ser «enamorados de la irrelevancia».
catherine L’Ecuyer
En una época en la que valores como la solidaridad, la equidad y la diversidad no dejan de verse atacados, la capacidad para incorporar más información a nuestras decisiones no hace sino acelerar su desaparición. En realidad, la ignorancia puede ser un alivio, sobre todo si lo que nos espera junto al conocimiento es la orden de ser más eficiente, competitivo y provechoso.
Morozov, Derecho a desconectarse
Hoy más que nunca, y precisamente como compensación a la “velocidad de los tiempos”, necesitamos apelar al silencio, a la intimidad, a la concentración, a la imprescindible construcción de referencias culturales, y a la capacidad de interpretación e integración del texto, de la obra. La mente no puede ser educada en la dispersión. En el continuo ajetreo. Somos caminantes, no velocistas. De ahí que, una vez más, reclame la práctica reposada de la conversación, del diálogo, de la comunicación, de la lectura.
César Antonio Molina
Si para caminar en la vida necesitamos la pausa, la reflexión, el lento asimilar de cada concepto, pongamos en cuarentena todos aquellos instrumentos que apelan exactamente a lo contrario. La instantaneidad, la concurrencia efervescente de llamadas que diluyen nuestra atención, que tornan la contemplación en hiperactividad; que nos hacen ir de un lugar a otro, en un rumbo cada vez más errático, lo que tan poco tiene que ver con el inevitable sereno ritmo de saber. Madurar requiere de un tiempo.
César Antonio Molina
Contesta Sánchez Ferlosio:
Conservo cierta simpatía por el Alfanhuí y por El testimonio de Yarfoz. De El testimonio… me encanta la historia de los babuinos mendicantes. Me encanta, qué le voy a hacer, yo también soy de vidrio vanidoso.
Del Alfanhuí, esas cosas de la abuela que incuba huevos en el regazo y del viejo mendigo con su flauta de silencio, y al que le crecen flores en la barba en primavera y se le nieva en invierno.
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