Fuentes de la vida

el desierto no responde a ninguna pregunta, exige la superación, la resistencia, la constancia y la permanencia. Plantea preguntas sobre las fuentes de la vida, sobre el sentido de la orientación, pero también sobre dependencias y viscosidades. Atrae a la soledad, a la intimidad de las relaciones, a la desprotegida transparencia ante Dios.

M Scheuer

artesano

nos definimos como Homo faber, el artesano, el fabricante que realiza una acción. Y olvidamos que esta queda incompleta si es mera actividad, puro hacer. Bienaventurados los que viven una historia y la pueden contar. Bienaventurados los que cultivan flores, pero interrumpen su labora ante ellas, disponibles y extasiados. Lo peor que nos puede suceder es invertir una vida altamente productiva, pero que ha perdido la capacidad de asombro, la posibilidad del gozo. Ahora bien, la alegría no nos llega cuando interrumpimos la vida: la alegría nace cuando tomamos uno de sus hilos, uno cualquiera, y somos capaces de conducirlo creativamente a su cenit.

Tolentino

 

40 años de El Barco de vapor y Gran Angular

Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
-¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
-Lo sé;
pero lo que yo siento es de verdad.

Angel González

El Pampinoplas, I Premio  El Barco de Vapor 1978, 47ª edición

 

Finis Mundi, Premio Barco de Vapor 1999, 37ª edición

La catedral, Premio Gran Angular 2000, 40ª edición

El festín de la muerte, Premio Gran Angular 2012, 6ªedición

 

Desierto

el desierto es uno de los espacios fértiles y creadores de la historia…mal anda una vida que no resiste o que evita el desierto. Las horas de soledad han de estar en cierta relación con las de comunidad, de lo contrario los horizontes se reducen, y con las muchas palabras, los contenidos se desperdician y desintegran.

Mal anda un mundo en el que no hay cabida para el desierto y para el espacio vacío…

A.Delp

La fuente

Dentro de mí hay una fuente muy profunda. Y en esa fuente está Dios. A veces consigo llegar a ella; a menudo está cubierta de piedras y de arena: entonces Dios está sepultado. Es necesario, pues, desenterrarlo de nuevo. Me imagino que algunas personas rezan con los ojos dirigidos al cielo: buscan a Dios fuera de ellas. Hay otras personas que inclinan la cabeza profundamente, ocultándola entre sus manos. Creo que buscan a Dios dentro de sí.

Etty Hillesum