Noli me tangere y IV

Alzo la mano para palparte en el misterio de vida que engendra las estrellas, y hace salir el sol cada mañana, al alba, al alba, amor mío al alba de mi vida, tras la noche oscura de tu pasión. Amado mío, corzo mío, ven a mí.

Alzo la mano para tocar tus pies y besar el rastro de tu huella y derramar en tus dedos mis aromas,

Alzo la mano para que horades en el hueco de mi corazón la piedra de tu tumba y brote tu vida en mi caudal.

Noli me tangere III

Alzo mi mano de cristal, cristalina, hecha verso, para rozar la fragilidad de tu cuerpo aterido en el pesebre, recién abierto al mundo, para arropar tus llagas, para besar tus heridas, en las que te reconozco y me reconozco, pues tú me tocas en la debilidad de mi amor por ti, inconsistencia de amante escurridizo y vano, para hacerme fuerte en la fortaleza de tu misericordia, roca mía, escudo mío, Dios mío, confío en ti.

Al cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Anónimo

 

que por amores mueres

Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?

Lope de Vega