Los niños seguían jugando

…y mierda, se habrá dado cuenta que la he visto; pues yo no me aparto. Mirem se acercaba caminando con pasos dominicales, despreocupados, a la sombra de los tilos, y esa me está mirando, pero va lista si cree que voy a apartarme. Avanzaban en línea recta la una hacia la otra. Y la numerosa gente que estaba en la plaza se percató. Los niños no, los niños siguieron correteando y dando voces. Entre los adultos se formó un rápido ovillo de bisbiseos. Mira, mira. Tan amigas que fueron.
El encuentro se produjo a la altura del quiosco de música. Fue un abrazo breve. Las dos se miraron un instante a los ojos antes de separarse. ¿Se dijeron algo? Nada. No se dijeron nada.»

Final de Patria, de Fernando Aramburu

patria

 

A Love Supreme

En la concavidad misteriosa de un templo luterano, A Love Supreme revelaba plenamente su condición de música sagrada; pero no sagrada porque Coltrane aludiera a Dios en el disco y presentara su obra como una ofrenda de gratitud: sagrada porque desde los primeros acordes, los primeros golpes oscuros de la batería, es una música que estremece lo que hay de espiritual en quien la escucha: un sobrecogimiento hacia lo que es muy próximo, dentro de uno y en el mundo exterior, y permanecerá siempre desconocido; una efusión de gratitud hacia lo valioso que hemos recibido o alcanzado; un impulso de arrepentimiento y solicitud de perdón por el dolor que cada uno haya causado, voluntariamente o no; un trance de fervor que lo sacude a uno del pesado narcótico de la rutina y lo hace ascender hacia una claridad repentina, inesperada, inmerecida, del todo cotidiana.

Antonio Muñoz Molina, Música sacra

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=clC6cgoh1sU[/youtube]

Colibrí

Y bajó Pzimlitec, el de los huesos verdes, al pie de la flor, y el que es Eterno lo transformó en colibrí, y entonces chupó la miel de la flor, de la flor de los nueve pétalos, hasta lo más adentro de ella. Y entonces tomó por esposa a la flor vacía, y salió el espíritu de la flor a vagar. Cuando se abrió el cáliz de esta flor, el Sol estaba dentro, y en medio de ella se leía su nombre. Y sucedió que suspiraron llenos de deseo los Trece dioses»

Chilam Balam de Chumayel

colibri

Despedida

Yo también quise decir unas ( palabras de despedida ante el ataúd) pero no pude. Quería hablar de todas las cosas que me enseñó la tía Nana, quería hablar del silencio. La tía Nana era callada y todas esas tardes en la cocina juntas, ella me mostró el silencio, lo bello que es. Eso me habría gustado decir y no lo hice…»

Paulina Flores, Tía Nana, en su libro Qué vergüenza!

dioni

 

 

 

 

Espiritualidad

el cultivo de la auténtica espiritualidad no es una huida del mundo real; no es tampoco adhesión a una confesión religiosa, a unas creencias o dogmas. Es la práctica que conduce, nada menos que a experimentar y vivir lo que realmente somos. Por eso sólo esta experiencia nos garantiza encontrar nuestra casa, hallarnos a nosotros mismos en aquél lugar, donde hacemos experiencia de Unidad, más allá de nuestro pequeño yo, con nuestro verdadero ser.

Martínez Lozano

nino-juega