Asombro epifánico y VII

Asómbrate para pensar:

Merleau Ponty señalaba que el origen del pensamiento se encuentra en el asombro, que incluye sensibilidad ante lo real, agradecimiento, humildad, paciencia y apertura al misterio y a la trascendencia. “Lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filósofos es la capacidad de asombro.” (Jostein Gaarder)

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Asombros epifánicos II

Asómbrate como los niños y aliméntate de su capacidad de asombro. Ellos conservan esa infinita capacidad de asombro ante la realidad que descubren y nada les parece irrebatible. Su mente se halla abierta al mundo y hasta la realidad más simple es un motivo de sorpresa. ¡Viven asombrándose! Por eso, “un maestro  debe caminar con asombro, como si estuviera sorprendido de ser él mismo.” (WalterBagehot).

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Asombros epifánicos I

Asómbrate para ser humano

El ser humano ha sido moldeado por la capacidad de asombro ante la naturaleza, ante la vida, ante las demás; una capacidad de asombro que les ayuda a descubrir la realidad como algo maravilloso, extraño y admirable. “La gente debe de sentir que el mundo natural es importante y valioso, hermoso y maravilloso, asombroso y placentero.” (David Attenborough).

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Tiempo de Navidad

Muéstrate, Señor, como en tiempo de Navidad, cuando te visitaron los pastores; que tu gloria se extienda como las flores y las ramas de los árboles. Todo el esplendor del sol, todo el cielo, las nubes, todo el verdor de los campos, la dulzura del canto de los pájaros no puede contener el todo. No podemos nunca apropiarnos del todo. Todas estas cosas proceden de tun centro de amor que es Dios mismo; todas estas cosas no son su plenitud, hablan del cielo pero no son el cielo; no son más que alguno rayos perdidos de su gloria…»

Beato John Henry Newman

arte-copto

Embelesado VI

Embelesado que proclama en silencio la alegría del evangelio, que llega al corazón de los sencillos, de los pobres, de los que no tienen nada que perder, todo que ganar. No trae regalos, quizá porque ya se ha dado como regalo, sin ninguna pretensión, con su vivir, con su mirar a Jesús.

Tras el embelesado vienen muchos con sus presentes para el Niño. Ante las quejas de todos, porque no les deja pasar, tan fuera de sí que está,  lo defiende la Virgen: «no los escuches, embelesado. Tú has venido a la tierra para admirar. Has cumplido tu misión y tendrás tu recompensa. El mundo será maravilloso mientras haya personas como tú, capaces de maravillarse ante el misterio.»

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