Este es el Rey de los reyes
y Señor de los señores,
concebido como flor
y nascido sin dolores:
de dentro consiste Dios,
sin tener superiores,
de fuera padesce frío
de muy ásperos rigores;
fueron de su nascimiento
ángeles albriciadores;
do servían serafines
de muy suaves cantores:
diciendo: Gloria in excelsis,
con tiples y con tenores;
mas oíd las contrabajas
de armonía no menores;
que el Príncipe por quien cantan
lloró con bajos clamores
por ensayarse en el heno
a otros plantos mayores,
con los cuales dio su alma
en la cruz por mis errores.Ambrosio de Montesino
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Navidad
Oh Emmanuel
Oh Rey
Oh rey
Señor
mi señor
mi rey
vestida me tienes de perlas y brocados
deseándote
deseo contemplar la luz de tu rostro
deseo contemplar tu carne recién nacida
ven y úneme a ti en el desposorio
de soledad y amor herido
adéntrame más dentro en la espesura
hazme uno en ti
ven y sálvame
tierra en tus manos
con el aliento de tu amor
ven mi rey
ven Señor, no tarde más,
ven Salvador
Oh Sol
Oh Llave
Oh llave de David
estás a la puerta y llamas
me haces cielo nuevo
tierra nuevatú que abres ábreme
tú que cierras ciérrame
que tu misericordia sea la llavelíbrame de la muerte
líbrame del miedo a la muerte
líbrame de la angustia a no ser
hazme muerte para ser vida en ti
ven líbrame de mi ser
ven pronto Señor ven Salvador.
Oh Renuevo
Oh Adonai
Oh sabiduría
Mirar hacia adentro
Palabra y comunicación
Lao Tse, al pasar una frontera, para emigrar, y ser preguntado por el aduanero si tenía alguna cosa que declarar contestó: «ninguna» . El joven que le acompañaba se le quedó mirando y dijo:» Ha podido hablar, comunicarse, enseñar existir en las palabras…»y todo se llenó de claridad.
Así dicen que lo cuenta Bertolt Brecht
Fascíname
Oh Astro mío querido, fascíname, para que ya no pueda salir de tu esplendor. Oh Fuego abrazador, Espíritu de amor, desciende sobre mí, para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo: que yo sea para Él como una prolongación de su Humanidad Sacratísima en la que renueve todo su Misterio. Y Tú, oh Padre, inclínate sobre esta pobre criatura tuya, cúbrela con tu sombra, no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto en quien tienes todas tus complacencias.
Beata Isabel de la Trinidad