Se trataría de estar con la mirada del niño del que estrena la vida la exstencia el mundo
Francisco Brines
Categoría: Sin categoría
Jaculatorias
Ensanchaos
Puede resultar extraño que nos exhorte a orar aquel que conoce nuestras necesidades antes de que se las expongamos, si no comprendemos que nuestro Dios y Señor no pretende que le descubramos nuestros deseos, pues él ciertamente no puede desconocerlos, sino que pretende que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear, para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones, en efecto, son muy grandes, y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante. Por eso, se nos dice: Ensanchaos
San Agustín
Presentación de María
En mi centro
Que cuando me parezca que he caído,
porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.Que si alguien me golpea muy fuerte
sólo sienta la brisa del pinar,
el murmullo de la fuente serena.Que si la vida es un acabar,
cual veleta, chirriando en lo más alto,
allá arriba me calme para siempre,
se disuelva mi hierro en el azul.Que si alguien, de repente,
vino para arrancarme cuanto sembré y
planté llorando por las nubes,
me torne en nube yo, me torne en planta,
que sean aún semilla mis dos ojos
en los ojos sin lágrimas del perro.Que sí hay enfermedad
Sólo sirva para curarme
Sea el inicio de mi renacimientoAntonio Colinas
Vanidad
Amor
Arte
Oración a la Trinidad
Contra la barbarie
Morir de amor
Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser, en mi alma, una esposa para tu Corazón, quisiera cubrirte de gloria, quisiera amarte…, hasta morir de amor. Pero siento mi impotencia: te pido ser revestido de Ti mismo, identificar mi alma con cada movimiento de la Tuya, sumergirme en Ti, ser invadido por Ti, ser sustituido por Ti, para que mi vida no sea sino irradiación de tu Vida
Beata Isabel de la Trinidad
Hondura de tu misterio
Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y tranquilo, como si ya mi alma estuviera en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, oh mi inmutable, sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu Misterio. Pacifica mi alma, haz de ella tu cielo, tu morada de amor y el lugar de tu descanso. Que en ella nunca te deje solo, sino que esté ahí con todo mi ser, todo despierto en fe, todo adorante, totalmente entregado a tu acción creadora.
Beata Isabel de la Trinidad