De película: el hombre de acero

El lejano planeta Krypton tiene sus recursos agotados y está a punto de desaparecer, al igual que sus habitantes, que a través de la manipulación genética, han perdido su horizonte existencial. Solamente esta pareja primigenia son los verdaderos custodios de la esperanza. Han concebido naturalmente un hijo al que le han incorporado del código del saber de esta civilización y al que envían como nuevo Moisés a la Tierra. Él será el Elegido para dar continuidad a su pueblo y ayudar a la humanidad terrestre.

Las buenas intenciones existenciales se manifiestan en su preocupación ecológica y social sobretodo en la invitación a la convivencia de civilizaciones y a la integración de las diferencias. También destaca por su atención a la familia, donde aparece resaltado un homenaje a la paternidad y maternidad, de forma más significativa lo referido a la adopción, así como su apuesta por el amor romántico, de aquellos que basta un beso.

El protagonista funciona como una figura crística, en este caso hay una escena delatadora en una iglesia, en la que se resalta el origen extraordinario, la misión secreta de recuperar la esperanza, las acciones salvadoras, la bondad inmaculada, la incomprensión y la disposición al sacrificio. Sin embargo, su carácter cuasi divino hace de Superman un aspirante galáctico a sustituto mesiánico. Cadencia frecuente en la versión más simplista de la mentalidad yanqui.
Peio Sánchez

Dimensión moral de la banca y las finanzas (III)

La primera virtud en la gestión de las entidades financieras es el respeto a la libertad de las personas, tanto las de dentro de la empresa como las que desde el exterior están en contacto con ella. Se opone a esta virtud toda forma de violencia o coacción física o moral para imponer obligaciones o condiciones.  Una manifestación particular de este respeto a la libertad es el de informarl a los clientes en forma correcta e inteligible de las condiciones a aplicar en las distintas operaciones, a fin de que el presunto cliente pueda compararlas con las condiciones ofertadas por las otras entidades y decidir libremente

Las siguientes virtudes, propias para el manejo del dinero son la virtud de la liberalidad, parte potencial de la justicia, que, según Aristóteles, consiste en el uso moderado de las riquezas; y la magnificencia, parte de la fortaleza, cuyo objeto propio es tender a la realización de grandes cosas con dispendio proporcionado; es decir, grandes, no necesariamente por la cantidad del dispendio, sino por la magnificencia proporcionada a la obra. Los vicios opuestos a estas dos virtudes son, por defecto, la avaricia y la mezquindad y, por exceso, la prodigalidad y el despilfarro

Sería, por un extremo, contrario a la ética de las empresas financieras una visión avariciosa o mezquina que, al impulso de una excesiva e impropia de las entidades financieras aversión al riesgo, condujera, a retirarse de la inversión en empresas productoras de riqueza y creadoras o mantenedoras de empleo, para invertir exclusiva o desmesuradamente en activos monetarios sin riesgo o, lo que socialmente es peor, en activos de refugio también sería no ético. Por el otro extremo, el prodigar y despilfarrar los recursos en  operaciones sin más productividad económica y social que el lujo y la ostentación de los dirigentes, el fomento exagerado de la propia imagen de la entidad; el control de medios de información o de grupos de presión, al objeto de protegerse contra presuntos ataques o contra divulgaciones de los aspectos desfavorables de la marcha de la empresa; o, finalmente, la busca de otros fines que, siendo en sí mismos lícitos, no pueden ser perseguidos a expensas de la rentabilidad debida a los accionistas y de la solvencia de la entidad frente a sus depositantes

Rafael Termes

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De película: el molino y la cruz

Los grandes acontecimientos pasan desapercibidos: el nacimiento de Jesús….el pintor  debe enseñar a mirarlos.
Es lo que le dice Peter Brueghel a su amigo  y mecenas el banquero Jonghelinck, mientras Jesús cae camino del Calvario. Jesús, en el centro de la vida, pasa desapercibido a la mirada del espectador. Es lo que hace el director de la película «El molino y la cruz», el polaco Lech Majewski. Un ejercicio estético sobre el arte de crear.

Traer la Pasión de Cristo hasta la realidad cotidiana, en el Flandes de la dominación española. Hasta nuestros días.

Película imprescindible para los amantes del cine como ejercicio contemplativo, lleno de profundidad misteriosa. Difícil de ver, como la realidad.

LLenos de Espíritu, III

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Estamos llenos del Espíritu de Jesús

Cuando alguna vez hemos sido buenos con alguien sin recibir ningún eco de agradecimiento ni de comprensión, y sin ser recompensados siquiera con el sentimiento de haber sido «desinteresados», decentes…

Cuando hemos tenido una esperanza total que prevalece sobre todas las demás esperanzas particulares, que abarca con su suavidad y con su silenciosa promesa todos los crecimientos y todas las caídas.

Cuando hemos aceptado y llevado libremente una responsabilidad donde no se tienen claras perspectivas de éxito y de utilidad.
Karl Rahner, sj

LLenos de Espíritu I

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Estamos llenos del Espíritu de Jesús

Cuando nos hemos callado alguna vez, a pesar de las ganas de defendernos, aunque se nos haya tratado injustamente.

Cuando hemos perdonado alguna vez, a pesar de no tener por ello ninguna recompensa, y cuando el silencioso perdón era aceptado como evidente.

Cuando hemos obedecido alguna vez no por necesidad o porque de no obedecer hubiéramos tenido disgustos, sino solo por esa realidad misteriosa, callada, inefable que llamamos Dios y su voluntad.

Karl Rahner, sj, Experiencia de la Gracia

La gran derrota… hasta la Victoria Final

Hoy he leído esta noticia en el País:

«La renuncia de Benedicto XVI sobrevuela sobre un Pontificado definido por una batalla (perdida) contra el mundo moderno»

Inevitablemente han venido a mi mente las palabras de Tolkien que ya copié hace un tiempo:

“Soy, en efecto, cristiano, de modo que no espero que la historia sea otra cosa que una larga derrota, aunque contenga (y en una leyenda puede contener más clara y conmovedoramente) algunas muestras o atisbos de la Victoria final” (Tolkien-Cartas)

 

Es verdad. Por una vez estoy de acuerdo con lo que dice este periódico sobre el Papa. Pero ellos han perdido la perspectiva.

Jesús pobre

Me ocurre en ocasiones que creo que finalmente he logrado forjarme una opinión sólida. Y, cuando considero que ya tengo un criterio firme y claro, aparecen de algún sitio esas palabras que, de nuevo, me obligan a revisar lo que pienso, a ponerme en pie y a seguir caminando.

Hoy un profesor nos ha leído estas «famosas» (era la primera vez que las escuchaba) palabras de San Juan Crisóstomo. Son del siglo IV-V. De la homilía 50 sobre el evangelio de Mateo.

De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso de agua? Y ¿de qué serviría recubrir el altar con lienzos bordados de oro cuando niegas al mismo Señor el vestido necesario para cubrir su desnudez? ¿Qué ganas con ello? Dime si no: si ves a un hambriento falto del alimento indispensable y, sin preocuparte de su hambre, lo llevas a contemplar una mesa adornada con vajilla de oro, ¿te dará las gracias de ello? ¿No se indignará más bien contigo? O, si viéndolo vestido de andrajos y muerto de frío, sin acordarte de su desnudez, levantas en su honor monumentos de oro, afirmando que con esto pretendes honrarlo, ¿no pensará él que quieres burlarte de su indigencia con la más sarcástica de tus ironías?

Piensa, pues, que es esto lo que haces con Cristo, cuando lo contemplas errante, peregrino y sin techo y, sin recibirlo, te dedicas a adornar el pavimento, las paredes y las columnas del templo.

 

Pero bueno, nadie se lleve a engaño. San Juan Crisóstomo fue un grande, pero incluso él metió la pata. Sin ir más lejos podemos leer sus discursos contra los judíos…

Siempre revisando lo que creemos, siempre en camino…

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