Dios del desierto. Dulcísimas mociones

El Dios del desierto me ha enseñado que lo que instruye es lo que acontece, solo lo que acontece, y que toda la vida, por anodina o gris que pueda resultar, es una infinita secuencia de divinas y dulcísimas mociones, a cada cual más seductora.”
Pablo D’Ors, Olvido de sí, (biografía del beato Charles de Foucauld)

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Evangelizar II

Para evangelizar hay que ir con las manos vacías y abiertas, de frente, poniéndose simplemente a disposición de Dios y de los demás. Si tengo tanto reparo hacia las estrategias evangelizadoras es porque retardan infinitamente la hora de la acción”
Pablo D’Ors, El olvido de sí ( biografía del Beato Charles de Foucauld)

No hacer nada. Ofrenda del ser. Enfermedad

Es fácil estar disponible para hacer cualquier cosa o hacer algún servicio, siempre pidiendo la gracia de Dios. Sin embargo qué difícil es decir : «Aquí estoy, Señor, habla, que tu siervo escucha». Aunque ese hablar implique las últimas consecuencias. Ahí es donde realmente se cumple aquello que dijo Jesús: «Si el grano de trigo no muere, es imposible que de fruto».(…)

En estos días en que mi cuerpo se encuentra prácticamente sin fuerzas, sin apenas movilidad, sin poder realizar los movimientos cotidianos normales, es cuando uno cae en la cuenta de la profundidad de este mensaje: Hay que morir, hay que debilitarse, hay que no ser nada, para que Dios pueda valerse de nuestro no hacer nada»

Idelfonso María García Palacios, CMF, dictó estas palabras a sus compañeros una semana antes de morir con 25 años, tras vivir un año la enfermedad del cáncer.

Su testimonio de fe, impresionante, está en

Un itinerario inesperado. El diario de Ilde, Publicaciones claretianas

Etica, estética, erótica

Maestro, ¿dónde moras? Fueron y vieron.
Debemos pasar de la morada de la ética o el deber, de la estética o el contemplar a la erótica o dejarse enamorar.
Entrar en esta morada es dejarse besar por el leproso, como Francisco. Ser besado por el amor del pobre, rendirse a él.
“En esta morada habitan sin saberlo muchos anónimos convecinos nuestros, mártires silenciosos de callado amor, en la cabecera de enfermos reclacitrantes, madres en las largas colas de invierno de las penitenciarías, abuelos ocupándose de niños revoltosos a cuyos padres alguien introdujo por sinuosos corredores…con la única fuerza de la debilidad, con el único poder de la impotencia y con la única riqueza de esa red enmarañada de relaciones tejías a base de amor, cariño, ternura y paciencia. En la Iglesia no podemos dejárnosla enajenar o, como hacen las instituciones civiles, derivar”
JL Segovia

Calella. Cinquena ed

Cristo vivo, Cristo muerto

De excursión con un grupo de personas con discapacidad intelectual al Monasterio de San Lorenzo del Escorial, en Madrid, delante del “Cristo de la Buena Muerte”, uno de ellos me hizo un comentario.

Comentario con el que caí en la cuenta de que hay veces que miramos sin ver y hay otras que vemos sin mirar:

“Isa, en esta cruz Jesús está aún vivo, no como en otros que ya está muerto”

Efectivamente, Jesús aún vivía.

Lo que me dijo, y la capacidad de la mirada, está siendo mi punto de reflexión en esta cuaresma. Después de esto me voy fijando en los crucifijos y en si Jesús está vivo o muerto entre nosotros.

Orar con una palabra

Crisro de Javier, el Cristo sonriente

María Magdalena

De otros de dice que lo dejaron todo por seguir a Jesús. María Magdalena no tenía nada que pudiera dejar, solo podía ganarlo todo. Ella no le siguió como otros, solo sabía que el era el único lugar en el mundo en el que ella podía vivir y en el que podía abandonarse a la vida. Ella le siguió como puede decirse de una golondrina que sigue al verano: para permanecer siempre en el lugar que estaba y donde encontraba calor. En ningún otro lugar podía creer María Magdalena que encontraría lo que Jesús era para ella y lo que le había dado”
E.Drewermann

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El beso al leproso. Francisco y los pobres

Cabalgaba un día por la llanura de Asís cuando le salió al camino un leproso. Era el momento de dar a Cristo la prueba decisiva de su disponibilidad para «conocer su voluntad». Haciéndose enorme violencia, apeóse del caballo, puso la limosna en la mano del leproso y se la besó; el leproso, a su vez, apretó contra sus labios la mano del bienhechor. Montando otra vez, Francisco prosiguió su camino con el alma llena de un sabor desconocido, llena de gozosa expansión
Pocos días después busca él mismo la experiencia dirigiéndose al lazareto, probablemente el de San Lázaro de Arce, situado a tres kilómetros de Asís. Va bien provisto de dinero. Reuniendo a todos los leprosos, da a cada uno su limosna besándoles la mano. Celano añade: «la mano y la boca»; es Francisco una perfecta copia de Cristo crucificado: «Lo hacía ya por Cristo crucificado, quien, según el profeta, apareció despreciable como un leproso».
El Cristo se le ha revelado por fin en el pobre más pobre de la Edad Media. Desde ahora irá a encontrarse gustosamente con Él en los hermanos cristianos.

El cardenal Jorge Marío Bergoglio besa los pies de un niño enfermo de SIDA

Llenos de Espíritu IV

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Estamos llenos del Espíritu de Jesús
Cuando hemos reconocido y aceptado nuestra libertad última, que ninguna fuerza terrena nos puede arrebatar.

Cuando aceptamos con serenidad la caída en las tinieblas de la muerte como el comienzo de una promesa que no entendemos.

Cuando damos como buena la suma de todas las cuentas de la vida que uno mismo no puede calcular, pero que Otro ha dado por buenas, aunque no se puedan probar.

Karl Rahner, sj, Experiencia de la Gracia

LLenos de Espíritu II

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Estamos llenos del Espíritu de Jesús

Cuando hemos hecho algún sacrificio sin agradecimiento ni reconocimiento, hasta sin sentir ninguna satisfacción interior.

Cuando hemos estado alguna vez totalmente solos y henos decidido solo por el dictado más íntimo de nuestra conciencia; cuando no le podemos decir ni aclarar a nadie; cuando se está totalmente solo y se sabe que se toma una decisión que nadie le quitará a uno, de la que habrá que responder para siempre y eternamente.

Cuando hemos cumplido un deber alguna vez, cuando aparentemente solo se podía cumplir con el sentimiento abrasador de negarse y aniquilarse a sí mismo, cuando aparentemente solo se podía cumplir haciendo una tontería que nadie le agradece a uno.
Karl Rahner, sj

Sensus fidei, el sentido de la historia

Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios» (Mc 1, 15). Lo que ilumina y da sentido pleno a la historia del mundo y del hombre empieza a brillar en la gruta de Belén; es el Misterio que contemplamos en Navidad: la salvación que se realiza en Jesucristo. En Jesús de Nazaret Dios manifiesta su rostro y pide la decisión del hombre de reconocerle y seguirle. La revelación de Dios en la historia, para entrar en relación de diálogo de amor con el hombre, da un nuevo sentido a todo el camino humano. La historia no es una simple sucesión de siglos, años, días, sino que es el tiempo de una presencia que le da pleno significado y la abre a una sólida esperanza.

Benedicto XVI, catequesis sobre la fe

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