Un niño se enfada con su hermana y sus amigos. El niño destroza la habitación de su hermana. El mismo niño discute con su madre y huye de casa. Llega a una isla desierta donde convive con sus monstruos.
Poco más o menos éste es el argumento de “Donde viven los monstruos”, una película que, si bien no gustará al que busque evadirse de la realidad un rato y ver miles de batallas sangrientas, sorprenderá a aquél que quiera acercarse, de nuevo, al mundo de los niños.
Todos deberíamos viajar a aquél lugar donde viven nuestros monstruos, jugar y luchar con ellos y, una vez comprendido lo que nos ocurre por dentro, regresar a casa después de haberles dado un abrazo.
Me parece enternecedor el momento en el que uno de los monstruos –que no habla durante toda la película- se dirige a Max para decirle “¿Hablarás bien de nosotros?”.
Y, como dice Elvira Lindo, el libro –porque la película se basa en un libro escrito por Maurice Sendak- posee una de las frases más bellas de la literatura infantil. Cuando Max vuelve a casa y su madre lo espera con la cena, el autor nos dice: Y todavía estaba caliente. Poco más que eso es lo que todos le pedimos a la vida: que, después de viajar al lugar donde viven los monstruos, alguien nos espere, en algún lugar del mundo, con la cena caliente.
gracias javi!
el libro lo conocia porque lo hemos trabajado en magisterio. pero no conocía la película. la veré y comentamos.
un beso!
¡Genial entrada! ¡Gracias! Habrá que ir a verla…