El día en que todos fuimos Miguel Ángel Blanco

Desde esta convicción, ‘con temblor y temor’, pero con la certeza que nos da el Evangelio de Jesús de Nazaret, me atrevo a proponeros en este Domingo de la Divina Misericordia, a todas las víctimas de la violencia que os sentís cristianos, que oréis con fe y esperanza por la conversión de quienes fueron vuestros verdugos. Será una oración heroica que contribuirá en gran medida a la sanación de vuestras heridas. Y, no lo dudéis, será una oración eficaz; si bien es cierto que siempre quedará condicionada al misterio de la respuesta de la libertad del hombre. Aun así, nuestra fe en la misericordia de Dios, nos lleva a cultivar la confianza en el hombre y en su capacidad de regeneración. Con la ayuda de la gracia, la libertad humana es capaz de reconducirse por el camino de la verdad y del bien.

De una homilia en recuerdo de los asesinados por ETA, de Jose Ignacio Munilla

Artículo en El País,  Julio 2007

Un comentario en «El día en que todos fuimos Miguel Ángel Blanco»

  1. Hola que tal gracias por tu aportación.Muy bonito y profundo.
    Y es verdad el amor en general y el perdón són muy importantes.Sobretodo el perdón hacia aquellos que nos han hecho daño.
    Buen fin de semana.
    Un saludo.

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