El Señor muerte

Ante mis preguntas se rascó la cabeza….no habló en un buen rato. Mientras tanto yo también estuve en silencio y me quedé quieta como cuando papa me invita a meditar y me propone quedarnos inmóviles como una piedra. Sentía el viento y veía como sacudía el vestido del señor muerte. Podía ver bien sus pies descalzos, largos, delgados. E imaginé que así serían los pies de alguien que ha caminado mucho por el mundo: largos, delgados, un poco arrugados.

Adiós, Oscurita, de Andrea Serna

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