Habiendo recibido a nuestro Señor en la eucaristía, teniéndolo presente en nuestro cuerpo, no vayamos a dejarlo completamente solo para ocuparnos de tora cosa: que El sea nuestra única ocupación. Digamos con el profeta: escucharé las palabras que el Señor me dice en lo más íntimo de mi corazón»
Santo Tomas Moro