Homo viator. Belleza sencilla. Unión.

Villafranca Montes de Oca-Hornillos del Camino
11ª Etapa

Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias.

A las 6.30 dejamos Olmos de Atapuerca, iluminados por la linterna que lleva Marlon en la cabeza, como un minero que desciende a las entrañas de la tierra, como un faro que rompe la noche y abre el día.

A las 3.15, hora del calvario, llegamos a Hornillos del Camino, y atravesamos su espina dorsal de piedra y siglos.

Desde Tardajos no tengo palabras para describir. El dicho señala: “De Tardajos a  Rabé, libéranos, Domine”. Menos mal que no me has liberado, que nos hemos decidido a seguir caminando hacia Hornillos y no nos hemos quedado, como pensábamos, en el hospital de peregrinos de esa localidad; hemos avanzados unos kilómetros más, a medio día, sin excesivo calor y….

…blanco de nube, azul intenso de cielo, trigales, inmensidad del mar castellano, olas de lomas, espuma de cúmulos y algodonales. Belleza sencilla de lo visto, en una soledad y un silencio plenos, que resuenan al describirlo y hacen callar las palabras.

…campos granados, penachos de oro, gasas de albañales, cal viva, brochazos de cielo, infinito abierto y envolvente.

Solo por el camino. Con la seguridad de que los demás venían detrás, amparado, con las espaldas cubiertas por la compañía cierta, por la amistad que va haciéndose profunda y hundiendo sus raíces a la vera del camino.

Dos horas y media de una hermosísima experiencia de plenitud, en medio de los campos castellanos. La luz va con la luz. El sol con el sol. La nube con la nube. El viento arrastra la luz, el sol, la nube y al peregrino. Dicho sea parafraseando al poeta, que hace música con las piedras y con el viento, del que líneas más allá pondré unos versos. Soledad entre camino y el cielo, que me da una sensación de unión suave contigo, en tu creación, que se mueve en el aire. Sin parar de caminar.
Todo había comenzado subiendo una ladera, continua, muy de mañana, con fresco. Robles y olmos. A lo lejos, divisamos Burgos, y dejamos atrás todo un horizonte andado, con los Montes de Oca como telón de brumas. Iba andando, muy fastidiado de la rodilla, con fuertes dolores. La sigo forzando demasiado para no cojear, y es peor el remedio que la enfermedad. Apenas me pregunto ya, ¿dejaré el camino?. No hay pregunta, hay caminar.

Llovizneaba, al igual que en mi corazón, la oración del peregrino: “Señor Jesús, hijo de Dios, ten misericordia de mí, que soy un pecador”. Tu Palabra desciende y me hace germinar. Cuando tú quieras.

Ante la puerta de la catedral, en el parteluz, me entran escalofríos de emoción. En Burgos. Ante ti y contigo, Señor. En tus manos.

En tus manos, Señor, nuestra vida peregrina. Nuestro camino, que eres tú. Cada día me anticipas, me  haces entrar en el pórtico de la gloria. Gracias.

Sin mayor misterios me estás educando en el camino de la vida. Enseñándome a vivir. Enseñándome cómo vio. Homo viator. Por amor a tu nombre. Por eso peregrino. Porque te amo.

Un comentario en «Homo viator. Belleza sencilla. Unión.»

  1. Hola que tal muy bonito el texto como siempre y cn alimento para el espiritu,se nota tb la constancia,la perseverancia,el no abandonarse a pesar de las dificultades, en este caso no abandonar el pelegrinar fisico a causa de la rodilla.
    Muy bien muy bien cuantas cosas bonitas que nos dá el Señor y quizá muchas veces no las sabemos valorar lo suficiente a causa de un poco más de humildad puede ser.
    Gracias por tu aportación.
    Cuidate mucho.
    Un saludo.

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