Humanizarnos

Si, para ser verdaderamente humanos, sentimos la necesidad de la oración. Exponernos a la luz de Dios, simplemente porque es Dios, que nos conoce y que nos ama. Y para que transforme nuestro corazón y de los que están cerca nuestro, a la imagen del de Jesús, compasivo y fuerte, dulce y firme. Para que nos ayude a mirar con su mirada.
Oración de pobres humanos, con los pies en la tierra. Dolorosa, a veces, y sin respuesta: “Dios mío ¿por qué nos has abandonado?” Y otras veces alegre y llena de ánimo: “¡Bendito seas porque has ocultado estas cosas a inteligentes y sabios y la has revelado a la gente sencilla!”.

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