2008 25 Ago
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«…hay dos clases de compasión. Una, la débil y sentimental, que en realidad sólo es impaciencia del corazón por liberarse lo antes posible de la penosa emoción ante una desgracia ajena, es una compasión que no es exactamente con-pasión, sino una defensa instintiva del alma frente al dolor ajeno. Y la otra, la única que cuenta, es la desprovista de lo sentimental, pero creativa, que sabe lo que quiere y está dispuesta a aguantar con paciencia y resignación hasta sus últimas fuerzas e incluso más allá. Sólo cuando uno llega hasta el final, hasta el final más extremo y amargo, sólo cuando uno tiene la gran paciencia, puede ayudar a los hombres. ¡Sólo cuando se sacrifica a sí mismo, sólo entonces!»
La impaciencia del corazón. Stefan Zweig
febrero 8th, 2010 at 08:02
[…] la forma en que la desolación trata de empujarnos cada vez más, puedes leer: La impaciencia del corazón Judas tiró las monedas en el Santuario. Después se retiró y fue y se ahorcó (Mt 27, […]