“En cambio, a mi madre nunca la vi de rodillas. Demasiado cansada, se sentaba en medio, el más pequeño en sus brazos, el vestido negro hasta los tacones, los hermosos cabellos castaños caídos sobre su cuello, y todos nosotros a su alrededor, muy cerquita de ella. Musitaba las oraciones de punta a cabo, sin perder una sílaba, todo en voz baja. Lo más curioso es que no paraba de mirarnos, uno tras otro, una mirada para cada uno, más larga para los más pequeños. Nos miraba pero no decía nada. Nunca, aunque los pequeños enredasen o hablasen en voz baja, aunque la tormenta cayese sobre la casa, aunque el gato volcase el puchero. Y yo pensaba: «Debe ser muy sencillo Dios cuando se le puede hablar teniendo un niño en brazos y en delantal. Y debe ser una persona muy importante para que mi madre no haga caso ni del gato ni de la tormenta».
Las manos de mi padre, los labios de mi madre, me enseñaron de Dios mucho más que mi catecismo”.
Testimonio de Aimé Duval sj en el libro: ¿Por qué me hice sacerdote? AAVV, Salamanca, 1989.
hermosa interpretacion de una madre y una forma de como orar a DIOS ………..DIVINOPOETA……..
Gracias a todos ustedes que siempre se ponen con asuntos útiles. Hoy en especial, el ejemplo tira más que mil palabras. Una madre sabe y sabe hacer rezar. Gracias por nuestras madres
ES HERMOSO ESTO, PERO MAS HERMOSO ES TODO LO Q HACEN NUESTRAS MADRES POR NOSOTROS.
AMO AMI MADRE PORQ CON SU EJEMPLO ME HACE CRECER DIA A DIA Y SABEN PASE LO Q PASE NUNCA PIERDE LA ESPERANZA Y ESA FE TAN GRANDE.
Hermoso… Gracias a Dios por nuestros padres. Gracias, Gracias, Gracias….!