Otro de los peligros que acechan a nuestros monstruos es que, de tanto no querer verlos, ya no sabemos verlos. Para conseguir ver un monstruo hay que saber esperar, porque lleva su tiempo avistar uno, y las prisas nos hacen permitir que nos lo den ya imaginado en una pantalla. Hace falta tiempo para dejar que aparezca y verlo bien….»
Ana Cristina Herreros
Manuel Marsol