Habréis leído en días pasados múltiples noticias y comentarios sobre la oposición del Vaticano a una moción presentada por Francia y la UE en la ONU, para pedir a todos los países del mundo que dejen de considerar la homosexualidad una conducta criminal (castigada con cárcel y hasta la muerte en algunos casos).
Los autores de Nova Bella no solemos utilizar este blog como medio de denuncia, pero hace unos días un joven me dijo que había perdido ya la fe en la Iglesia tras este último acontecimiento. Creo que hay que decir una palabra sobre la manipulación que los medios han hecho de esta noticia, y esa palabra la he encontrado hoy a través de una amiga de los foros de Ágora en este artículo:
ADN >> El ruido y las nueces >> Josu Mezo
Algunos medios han hablado de «repulsa unánime» ante la postura eclesial y muchos han contado las críticas y movilizaciones de protesta.
Yo también me alarmé un tanto de que la iglesia fuera tan cazurra y hasta escribí a algún amigo gay y cristiano para hostigarle diciendo algo así como «¿de esta te harás anticlerical, no?». Pero su respuesta, muy sensata, fue: no me fío de lo que cuentan los medios de comunicación, que en temas religiosos siempre están buscando las cosquillas.
Efectivamente, toda la noticia partía de unas declaraciones del observador permanente del Vaticano ante las Naciones Unidas, el arzobispo Celestino Migliore, reproducidas de manera fragmentaria y poco clara en los medios españoles, en las que parecía decirse que se oponían a la declaración presentada en la ONU, pero no por el aspecto concreto de la despenalización, sino por otros asuntos (una supuesta petición de no discriminación, que a juicio del Vaticano podría significar el rechazo a legislaciones que no permitieran o refrendaran legalmente las uniones de personas del mismo sexo).
Precisamente, el mismo día en que se publicaron las declaraciones de Migliore, una voz más autorizada, el portavoz del Vaticano, dijo lo siguiente, según el Servicio de Información de la Iglesia Católica en España:
«La entrevista de Mons. Migliore, leída integralmente, dice cosas claras y que se comparten en pleno. Obviamente, nadie quiere defender la pena de muerte para los homosexuales, como alguien quisiera hacer creer. Los conocidos principios de respeto de los derechos fundamentales de la persona y del rechazo de toda injusta discriminación – que están sancionados clara y expresamente en el mismo Catecismo de la Iglesia católica – excluyen evidentemente no sólo la pena de muerte, sino todas las legislaciones penales violentas o discriminatorias contra los homosexuales». «Pero aquí se trata de algo más, no sólo de ‘despenalizar la homosexualidad’ – como se ha escrito – sino de introducir una declaración de valor político que se puede reflejar en mecanismos de control, según los cuales toda forma -no sólo legal, sino también relativa a la vida de grupos sociales o religiosos- que no ponga exactamente en el mismo plano toda orientación sexual, puede ser considerada contraria al respeto de los derechos del hombre».
El mensaje era confuso, pero de nuevo parecía decir que la oposición no era a la despenalización misma, sino a otros asuntos distintos. ¿Era cierto que la propuesta francesa y de la UE incluía otras cosas además de la despenalización? La respuesta es de nuevo ambigua, porque si el texto citado aquí es correcto (no es una fuente oficial), el contenido principal de la declaración es la despenalización, pero va acompañada de considerandos y de otras peticiones que podrían, tal vez, entenderse como una protección más amplia de otros imprecisos derechos de los homosexuales, entre los que, supongamos, la iglesia podría temer que estuviera el derecho al matrimonio (haciendo una interpretación bastante lata del texto, todo hay que decirlo).
El jueves pasado Lombardi volvió a expresarse, esta vez más clara y rotundamente, según contó Europa Press:
El director de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró hoy que la Iglesia católica «está a favor de la despenalización de la homosexualidad» y aclaró que esto «nunca se ha puesto en discusión».
La Iglesia es «contraria a las leyes penales que consideran que la homosexualidad es un crimen». Lo que rechaza, en cambio, es el reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo, ya que, según su doctrina, «el verdadero matrimonio es entre un hombre y una mujer», explicó.
El mensaje es ya inequívoco. Despenalización, sí; extensión del matrimonio a parejas gay, no. Discutible, pero no cavernícola.
Y por supuesto, la clarificación no aparece en los medios con la misma relevancia que las noticias originales. Sólo lo veo en El Periódico (y periódicos asociados como La Voz de Asturias), que lo presenta como una rectificación, y El Correo y algunos otros periódicos del grupo Vocento (pero no en Abc). Y tampoco en otros medios que previamente habían dado mucho aire al asunto.
A lo mejor va a ser verdad lo que piensa mi amigo de que de ciertos medios, sobre temas eclesiales, no te debes fiar mucho.