De José María Salaverri, sm:
Benedicto XVI en Gran Bretaña
Me parece que el mejor resumen de la visita del Papa al Reino Unido lo ha hecho el ‘premier’ inglés, David Cameron, al despedir a Benedicto XVI: “Gracias por habernos hecho sentar y pensar”.
¿Una visita difícil?
Sí, lo era. Como de costumbre la mayor parte de los ‘medios’ auguraron (¿algunos lo desearon?) un fracaso del Papa. Y también, como otras veces, por fin reconocen que salido airoso y en su sitio. Benedicto XVI ha dicho con sencillez y humildad lo que tenía que decir. En los días de preparación, algunos lo trataron de nazi por ser alemán; de ‘intolerante’ puesto que era católico; de ‘encubridor’ de pedófilos por ser cardenal y papa. Sin hacer polémica, con palabras y sobre todo con gestos preciosos, ha desbaratado estos prejuicios.
Se dijo que no lo iba a recibir casi nadie y 200.000 personas enmarcaron el trayecto del papamóvil. Se dijo que habría una contestación ruidosa. Y hubo una manifestación; de 12.000 personas según un periódico -que además se ¿complació? en
reproducir insultos, procacidades, malos gestos, gritos, burlas… de aquella, en el fondo, pobre gente. Otro periódico, deja la cifra en 2000. Pienso que ésta se aproxima más a la realidad, pues me resisto a creer que haya tantos descerebrados en Inglaterra. En definitiva pura anécdota.
¿Pensar?
Sí, ha hecho pensar. ¡Qué maravilla de concisión y claridad su discurso en Westminster Hall, ante los más relevantes políticos y las dos Cámaras reunidas! Apeló, ante creyentes y agnósticos, a la razón y a la ley natural. Les habló “sobre el lugar apropiado de las creencias religiosas en el proceso político”, “sobre la fundamentación ética de la vida civil”, sobre “el papel corrector” que puede tener la religión… Imposible resumir una intervención tan breve, pero tan clara. ¡Qué bien sabe armonizar Benedicto XVI conceptos como razón, fe, verdad, conciencia, libertad, persona! “La religión no es un problema que los legisladores deben solucionar, sino una contribución vital al debate nacional”. Tome nota el gobierno español. No ha rebajado exigencias: “La pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas…”. Ha pedido oración y vida espiritual, en una palabra santidad de vida: “La Iglesia no debe preocuparse tanto de mostrarse fuerte y atractiva, sino sobre todo de transparentar totalmente la persona y las palabras de Jesucristo”. Vivir a Cristo y evangelizar: “No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres; hay que dar testimonio de ella”. Y aludiendo a los mártires ingleses de siglos pasados advierte: “El precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado o descuartizado, pero a menudo implica ser excluido, ridiculizado o parodiado”. En una palabra siguió el surco que hace años trazó este formidable precursor que fue…
… John Henry Newman.
Su beatificación fue el digno y emocionante colofón de una visita histórica en una ceremonia que solo nos proporcionó Popular TV. Al nuevo beato, Benedicto XVI lo definió así:
“Un hombre que estuvo durante toda su vida en camino, en camino para dejarse transformar por la verdad en una búsqueda de gran sinceridad y de gran disponibilidad, para conocer, encontrar y aceptar el camino para la verdadera vida”.
Citó muy atinadamente a Newman. Sólo entresacaré esta cita suya que es de 1851 y que, como tantas cosas de él, es perfectamente actual. Sobre el laicado:
“Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuenta de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla”.
Basta ya, pues esto no es una crónica de la visita. Es simplemente una invitación, como dijo David Cameron, a empezar “a sentarnos y pensar” lo que Benedicto XVI ha dicho a los ingleses. Pero ¡cuánto nos podríamos aplicar los españoles!
José María Salaverri sm,
20 de septiembre de 2010
Solo cabe dar gracias a Dios por la forma en que se ha desarrollado esta visita, así como por el Papa que nos ha dado. Pienso que este viaje dará muy buenos frutos para la Iglesia en Inglaterra y en el resto del mundo.