Oración y Espíritu III. Resultado de la oración. Oración y sufrimiento

Otra consecuencia que se verifica en nuestra vida cuando dejamos actuar en nosotros al Espíritu de Cristo es que la relación misma con Dios se hace tan profunda que no la altera ninguna realidad o situación.

Entonces comprendemos que con la oración no somos liberados de las pruebas o de los sufrimientos, sino que podemos vivirlos en unión con Cristo, con sus sufrimientos, en la perspectiva de participar también de su gloria (cf. Rm 8, 17). Muchas veces, en nuestra oración, pedimos a Dios que nos libre del mal físico y espiritual, y lo hacemos con gran confianza. Sin embargo, a menudo tenemos la impresión de que no nos escucha y entonces corremos el peligro de desalentarnos y de no perseverar. En realidad, no hay grito humano que Dios no escuche, y precisamente en la oración constante y fiel comprendemos con san Pablo que «los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará» (Rm 8, 18)

La oración no nos libra de la prueba y de los sufrimientos; la oración no nos libra del sufrimiento, pero la oración nos permite vivirlo y afrontarlo con una fuerza nueva, con la misma confianza de Jesús.

Benedicto XVI, catequesis sobre la oración

Un comentario en «Oración y Espíritu III. Resultado de la oración. Oración y sufrimiento»

  1. Hola que tal gracias por tu aportación.Muy importante siempre a tenerlo en cuenta de que con la oración afrontamos el sufrimiento con una fuerza nueva.
    Cuidate.
    Un saludo.

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