Orientaciones para la vida cristiana.

Reservar tiempo para la escucha de la Palabra de Dios, escrutar los signos de la vida y de las maravillas de Dios, estar atentos al aliento del Espíritu y a las personas que nos rodean, a la acogida del reino de Dios, valorar el silencio, redescubrir el sentimiento de la belleza como expansión del alma en medio del bullicio de la ciudad, celebrar con gozo la eucaristía y los sacramentos, disponer todo nuestro ser a la «sabiduría de Dios», que tiene su plenitud en la cariad, y que se encuentra en los sencillos y en los pobres. La orientación total de corazón hacia Dios colma a la persona de verdaera alegría y de la paz propias de quien vive las bienaventuranzas y se sabe sostenido por el amor del Señor en todo momento»
José María  Avendaño

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