Palabras poetas

Las palabras poetas eran sus compañeras: llegaban sin aviso para complacer sus pensamientos, ayudarla a sentir sus emociones, expresar sus experiencias y conocer otras realidades.

A las palabras poetas las divierte jugar con todos los niños, y tú puedes buscarlas en la naturaleza, en los mares y los cielos, en el abrazo de tus padres, en el silencio de las cosas, en la música, en tus juguetes, en la flor que camina, o en la muerte de tu abuelita. Ellas están ahí, esperando por ti.

Las palabras poetas hacen magia y te van a ayudar a nombrar lo que amas, lo que sueñas, lo que imaginas, lo que te duele y te preocupa; y lo vas a decir de otro modo…

Elsa Tío

Elsa Tío y su madre, San Juan de Puerto Rico,1957

La música silente

esa “música silente”, esa música que no escuchamos pero que sentimos en nuestro interior, una música que remite a la idea de armonía. Es la música interior, la música callada de fray Luis de León.

En este libro llego a preguntas extremas: “¿Y si fuese la música el silencio?”. Es decir, más allá de esa música, está el silencio, y a medida que avanza el libro nos va reclamando hasta ese poema último en el que digo que:

Solo quisiera
escribir mis palabras con silencios:
escribir el poema sin palabras.

Expresa una verdadera poética, una verdadera fe de vida, de que la palabra se vaya callando, vaya cediendo paso al silencio, que es el saber superior. Y, en definitiva, el viaje del poeta es un viaje al silencio, un silencio fértil, generador.

“Solo quisiera / musitar el poema / como plegaria de silencio / en el silencio”, acaba ese poema…

Entrevista a Antonio Colinas, Vida Nueva 2.897, 7 a 13 de junio 2014

Dulzura de Dios

Oh, es tan dulce conversar con Dios, hablar con Dios, satisfacer a Dios, acordarse, querer entender a Dios, conocer a Dios, enamorarse de Dios… El pensar, el hablar, el actuar de Dios, solo esperar en Dios… Gustarle solo a Dios, partir por Dios, de su alegría solo gozar en Dios… Ver a Dios, probar a Dios, vivir, morir y estar en Dios… Oh, Dios, qué alegría y dulzura es Dios..

Antonio Rosmini

Conocer a Jesús II

Segunda puerta: celebrar a Jesús. No basta la oración, es necesaria la alegría de la celebración. Celebrar a Jesús en sus Sacramentos, porque allí nos da la vida, nos da la fuerza, nos da el alimento, nos da el consuelo, nos da la alianza, nos da la misión. Sin la celebración de los Sacramentos, no llegamos a conocer a Jesús. Esto es propio de la Iglesia, la celebración.

Francisco

Conocer a Jesús I

Para conocer a Jesús, afirma el Papa, hay que abrir tres puertas:

Primera puerta: rezar a Jesús. Sabed que el estudio sin la oración no sirve. Rezar a Jesús para conocerle mejor. Los grandes teólogos hacen teología de rodillas. ¡Rezar a Jesús! Y con el estudio, con la oración nos acercamos un poco… pero sin oración nunca conoceremos a Jesús. ¡Nunca, nunca!

Francisco

El verdadero Rey

Todas estas travesías llevan en definitiva a un palacio real, a una ciudad sobre la que brilla el sol, ante el trono de un rey…

Muchísimas veces (en los cuentos de los hermanos Grimm) son símbolos relacionados con el otro del yo profundo. Este sentido tenía también para los alquimistas medievales: no les interesaba fabricar oro por  la pura materialidad del oro, desligado de lo espiritual. Se trataba de un camino religioso, pasando por transformaciones sucesivas hasta llegar al yo y  al Ser absoluto»

Ana María Schlüter, El camino del despertar en los cuentos

Rey del cuento de hadas que sostiene una rana

De estirpe real

El cuento de Blancanieves empieza, como muchs vecces, describiendo la situación humana original, de principio: de estirpe real, de «noble origen», como diría Dürckheim; su padre, el rey, representa el cielo, el espíritu, el mundo esencial, y su madre, la reina, representa el mundo fenoménico. Así queda reflejado el propio ser humano.

Ana María Schlüter, El camino del despertar en los cuentos

08-Maurice SendakIlustración de Maurice Sendak para el cuento “Blancanieves”

del libro El enebro y otros cuentos de Grimm

El Rey interior

nuestro cuerpo físico es una ciudad. Nuestros ojos, orejas, nariz y lengua son las puertas. Hay cinco puertas exteriores, mientras que la puerta interior es la facultad de formar ideas. El espíritu es el suelo y nuestra naturaleza propia es el rey que habita el dominio del espíritu. Cuando el espíritu está en ella, el rey está en ella y nuestro cuerpo y nuestro espíritu existen. Cuando nuestra naturaleza propia no está en ella, no puede haber ya rey, y nuestro cuerpo y nuestro espíritu perecen.»

Eno

Eno, Sexto patriarca

Trinidad

Tú, Trinidad eterna, eres como un mar profundo en el que cuanto más busco, más encuentro, y cuanto más encuentro, más te busco. Tú sacias al alma de una manera en cierto modo insaciable, pues en tu insondable profundidad sacias al alma de tal forma que siempre queda hambrienta y sedienta de ti, Trinidad eterna, con el deseo ansioso de verte a ti, la luz, en tu misma luz.

Catalina de Siena