Mary´s Land-Tierra de María ¿y si fuera verdad?

El otro día pude verla con unos amigos y realmente la recomiendo. Es muy interesante presentar al mundo otra realidad que está aconteciendo junto con las crisis las catástrofes y las desviaciones de todo tipo. No hay que darle la palabra solo a lo corrupto.

Creo que es muy interesante la forma de exponer el tema y el planteamiento de “y si fuera cierto ¿qué haría yo?” en este momento en que buscamos algo en lo que creer. El estilo de J.M. Cotelo una vez más engancha y te mete en el documental/película de manera amena y original.

Aun así hay cosas que se me han quedado bastante flojas. Poniéndonos finos podrían sacar más pero me quedo solo en las dos más gordas para mi gusto:

  • Da la sensación de que Jesús es un intento fallido de Dios y necesita de María para arreglar las cosas. Por querer centrarse en María y mostrar a Dios como un padre extremadamente amoroso, al final da una imagen de criatura a la que todos manipulan y le dicen lo que tiene que hacer y justo la parte de Jesús parece eso, que es un fracaso del mismo Dios que baja a la tierra y no le hacen caso. Solo se menciona la resurrección una vez y de boca de la jefa del detective. En ningún caso aparece en los testimonios.
  • La otra pega es el centrar la fe solo en María, que sería comprensible porque es la parcela que elige la película para hablar de Dios, pero sobre todo en centrarla en Medjugorje. También es en parte comprensible porque busca la actualidad y la espectacularidad, pero me deja la sensación de que lo que se anuncia al final es la peregrinación a Medjugorje y no tanto a Dios. Parece que ya no hace falta tener fe en el día a día, con peregrinar a un lugar se resuelve nuestra falta de fe a base de milagros.

Con todo, creo que es una película muy interesante y merece la pena verla, pero sobre todo escuchar todo lo que se dice y ver cómo resuena en nuestra vida el testimonio de fe de otras personas reales y vivas en el siglo XXI.

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Sorpresa en el cine español: «Mary´s Land-Tierra de María» es un éxito de taquilla y rentabilidad Realmente hacía tiempo que no veía a tanta gente en una sala de cine. Estoy acostumbrado a ver salas vacías en películas «taquilleras» y la sala no estaba llena por supuesto, pero sí había mucha más gente que de costumbre.

Evangelii Gaudium y X

Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.

(…)

En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos».

Evangelii Gaudium IX

En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera.

Quinientos inmigrantes subsaharianos en el hangar del aeropuerto de Lampedusa