Quo vadis

«No leemos esta novela para tener una cabal información sobre los sufrimientos de los primeros cristianos bajo el Imperio romano, pero lo cierto es que la imagen que todos nos hacemos de Nerón, no es la ofrecida por los estudiosos de la historia, sino la creada por la fecunda imaginación de Sienkiewicz» .

La basílica de San Pedro en el Vaticano está construida sobre la tumba de Pedro. Aquella enorme mole de piedra se apoya en la débil roca de Simón el pescador, aquél que hasta el último momento sintió miedo, según la tradición legendaria, y dudó. Pedro salía de Roma por la vía Appia y se encontró de frente al Señor, «Quo vadis, Domine?» le preguntó. «A los oídos del apóstol llegó una voz vaga y dulce que decía: ─Cuando tú abandonas a mi pueblo yo voy a Roma para ser crucificado una vez más».

Ni el episodio que aquí se relata ni la novela de Sienkiewicz son «historia», pero en cada una de sus páginas se transmite una gran verdad: la Iglesia de todos los tiempos se ha edificado sobre la sangre de los mártires, de los testigos que con su vida han predicado a Cristo y éste crucificado. Ellos vencieron al Imperio Romano por la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron ya que no temieron a la muerte.

Leyendo esta novela uno puede atisbar el enorme impacto que supuso el choque del cristianismo con la cultura imperial, y de qué modo se fue extendiendo el virus del «amor al prójimo» infectando uno a uno cada corazón. Con Sienkiewicz he sentido a la vez nostalgia de aquel tiempo (real o no) y orgullo de ser cristiano.

La fe en el carnaval

En estas fechas, se suelen escuchar por las calles, especialmente por ciudades como Cádiz o Tenerife, pero también en otras muchas, los tradicionales carnavales con sus chirigotas, llenas de humor, pero también de carácter satírico y crítico.

Hoy me llegaba un correo con un enlace a una chirigota y que para mi sorpresa, hablaba de la fe. Sí, una chirigota hablando de Dios. Y la verdad es que me ha sorprendido gratamente, porque es importante que en un festival como el de Cádiz, al que asisten y lo ven por televisión miles de personas, aparezca también reflejado Dios. Creo que es un testimonio importante, y que pone de manifiesto la labor tan importante del cristiano, de hacerse presente a Dios en cada una de las realidades en las que vive, también en el Carnaval.

Cada vez que digo que yo soy creyente,
aparece algún valiente que me juzga
con la voz cobarde del intransigente
que surge siempre de la censura.

Esos que presumen ser inteligentes
y van buscando su razón en la incultura
porque no entienden que la fe me haga más fuerte
que simplemente es un invento de los curas,
que surge nada más,
que surge por el miedo hacia la muerte.

Y a quién se ofende si le doy gracias a Dios,
y a quien se ofende si le pido protección,
que más me da quien me comprende
si el creer me hace más fuerte y me hace ser mejor persona.

Si a Dios lo encuentro solamente en el amor,
y no en las manos indecentes
que se justifican si le adoran,
y en las manos pederastas
ni de aquellos que mataran
ni juraran en su nombre.

Dios está en las manos del que ayuda,
del que no pregunta nunca
y que perdona los errores.

Ese es el Dios que me llena,
ese es el Dios que ilumina,
y si en el mismo día en que me muera
compruebo de verdad que no existiera,
la misma fe que muchos tirarían,
si me hizo ser feliz toda mi vida,
ya habrá valido la pena,
ya habrá valido la pena”.

Vía Aula de Reli

Jesús

«Aunque para los profanos en la materia pueda resultar asombroso, en la teología actual existe una doble prohibición en lo que atañe a Jesús. La primera prohibición la decretan los exegetas histórico-críticos, que empequeñecen a Jesús; la segunda los ideólogos y charlatanes, que los siguen de cerca y cargan a “Jesús” con significados que a él probablemente le habrían sorprendido, pues lo instrumentalizan con intención política o lo reinterpretan como esfinge psicológica.

Por “empequeñecimiento por medio de la crítica histórica” quiero decir lo siguiente: algunos investigadores extrajeron su imagen de Jesús exclusivamente de una parte de los tres primeros evangelios, esto es Mateo, Marcos y Lucas; no tuvieron en cuenta el evangelio de Juan. Luego, cuestionaron la autenticidad de muchos otros dichos de Jesús. No vacilaron en calificar de legendarios textos que podían causar una penosa impresión a sus contemporáneos ilustrados, ni en responsabilizar a la comunidad pospascual de haber convertido a Jesús en una suerte de Dios. Lo cual empequeñeció a Jesús: un hombre corriente que dijo e hizo menos de lo que el Nuevo Testamento le atribuye».

Algunos libros son como una fuente de agua fresca después de una empinada cuesta en un día soleado. Klaus Berger, prestigioso exegeta, propone «otra» aproximación a Jesús, la del discípulo, cuya razón es más amplia, y diría yo más aguda, que la razón científica. En palabras de Max Scheler: «sólo uno tiene acceso al núcleo de la persona de Jesús: el discípulo».

(Un magnífico artículo introductorio al libro lo escribió Dolores Aleixandre en Vida Nueva con el título: «Acercarse a Jesús desde el corazón”).

El grito.

 

                                       Te busqué en el lugar del Encuentro,                                     

y allí me encontré muerto.

Llegué: ¡Y grité (tu nombre)!

Pero ni el eco de mi voz me consoló.

Vuelve, por favor, vuelve.

¡Abrazarte y que me abraces!

Morir por verte, caer muriendo, muerto por Amor.

No quiero más desolación, 

pues ahora sé que tú eres mi Todo, mi Luz, mi Amor.

Pero vuelve, vuelve pronto,  por favor.

                                                                                                            Vicente Sm.

Vivir de las subvenciones

Estamos de acuerdo con que es mejor comprar una caña y enseñar a pescar  que dar el pescado a un necesitado.  Sabemos por experiencia que el poder corrompe a la mayoría. Sin embargo, algo nos pasa por la cabeza cuando extrapolamos el problema a la escala de la vida política. Le damos cada vez más poder a los gobiernos (incluso con los casos de corrupción escandalosos) y confiamos en que los políticos nos saquen de las crisis (como el bombero que apaga el fuego que encendió).

El mayor narcótico de la sociedad civil es el dinero público

Manuel Pizarro

La fe en el nacer y en el morir

Por lo que concierne a la alegría esperada, profundicemos en ella por medio de una parábola:

Ocurrió que, en un seno materno, fueron concebidos gemelos. Pasaron semanas, y las criaturas crecieron. Conforme cobraron conciencia, aumentaba su alegría:
– “Di, ¿no es fantástico que hayamos sido concebidos? ¿No es maravilloso que estemos vivos?”. Los gemelos comenzaron a descubrir su mundo. Y cuando encontraron el cordón que les unía a la madre y que les suministraba el alimento, estallaron en cantos de puro gozo:
– “¡Cuán grande es el amor de nuestra madre, que comparte su vida con nosotros!”.
Pero, a medida que seguían pasando las semanas y finalmente se convirtieron en meses, los gemelos se percataron de repente de cuánto habían cambiado.
– “¿Qué significa esto?”, preguntó uno de ellos. “Significa –respondió el otro- que nuestra estancia en este mundo se encamina hacia su fin”.
– “Pero yo no quiero irme”, replicó el primero, “a mí me gustaría quedarme aquí para siempre”.
-“No tenemos elección”, objetó el segundo, “pero ¡tal vez haya vida después del nacimiento!”.
-“¿Cómo puede ser posible eso?”, preguntó escéptico el primero. “Perderemos nuestro cordón de vida y sin él, ¿cómo vamos a ser capaces de vivir? Además, otros han abandonado este seno antes que nosotros y ninguno de ellos ha vuelto a decirnos que existe vida después del nacimiento. No, ¡el nacimiento es el fin!”.
Así, uno de los gemelos cayó en una profunda aflicción y dijo:
-“Si la concepción termina con el parto, ¿qué sentido tiene entonces la vida en el seno materno? Es absurda. Quizá ni siquiera exista una madre detrás de todo”.
-“Pero tiene que existir”, protestó el otro; “si no, ¿cómo habríamos llegado hasta aquí? ¿Y cómo es que seguimos vivos?”. “¿Has visto alguna vez a nuestra madre?”, preguntó el primero. “Es posible que sólo exista en nuestra imaginación. Nos la hemos inventado porque así podemos entender mejor nuestra vida”.
Y de esta suerte, los últimos días en el seno de la madre estuvieron llenos de preguntas y de gran ansiedad. Un día, por fin, llegó el momento de nacer. Cuando los gemelos abandonaron su mundo, abrieron los ojos. Gritaron. Lo que vieron sobrepasó con creces sus sueños más atrevidos.

K. Berger, JESÚS, ¿Es posible morir con Jesús? pp 603-4

Nova Bella

NOVA BELLA: ¿En qué consisten esas nuevas batallas y esa nueva forma de guerrear? A menudo resaltamos el «nova», lo nuevo, y suponemos que esta expresión podría ser traducida por una palabra que está hoy en boca de todos: «innovación». Es cierto que el Beato Chaminade se adelantó «eclesialmente» a su tiempo y Nova Bella sería algo así como el grito de guerra de un innovador.

Pero si leemos atentamente los textos de Chaminade, de ellos se desprende que el significado de la expresión es otro. Más importante que las palabras, su literalidad, es el contexto: «los enemigos de la fe son numerosos y poderosos» —son palabras de Chaminade—, en cambio, «la fe es un arma débil». Chaminade está interpretando Jue 5, 8 donde aparecía esta expresión (hoy no, pues era una traducción inexacta de la Vulgata). «Al Señor le gusta vencer a sus enemigos sirviéndose de instrumentos que parecen ser los más débiles y despreciables». Esta es la lógica de Dios. Y Chaminade ilustra esta idea con numerosos ejemplos: Moisés y el Faraón; David y Goliath; Gedeón, los mártires… Y es en este contexto donde se comprende el papel de María. Ella es la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente antigua, la que se enfrenta al dragón. Frente a la diosa razón se alza la humildad de la hija de Sión armada únicamente con el escudo de la fe. «Nuestra fe es el arma victoriosa que vence al mundo» (1ª Jn 5,4). Esta es la auténtica Nova Bella. En un tiempo como el nuestro de debilidad institucional estamos llamados más que nunca a apoyarnos sólo en la fe porque la victoria es de nuestro Dios.

Ética liberal

Una cierta parte de la vida humana debía quedar independiente de la esfera del control social (…) Tenemos que preservar un ámbito mínimo de libertad personal, si no hemos de «degradar o negar nuestra naturaleza» (…)  ¿Cuál debe ser, pues, este mínimo? El que un hombre no puede ceder sin ofender a la esencia de su naturaleza humana (…)

El deseo de que no se metan con uno y le dejen en paz ha sido el distintivo de una elevada civilización, tanto por parte de los individuos como por parte de las comunidades. El sentido de la intimidad misma, del ámbito de las relaciones personales como algo sagrado por derecho propio, se deriva de una concepción de la libertad que, a pesar de sus orígenes religiosos, en su estado desarrollado apenas es más antigua que el Renacimiento o la Reforma. Sin embargo, su decadencia marcaría la muerte de una civilización [la Occidental] y de toda una concepción moral.

Isaiah Berlín

Dos conceptos de libertad

Sta Teresa 10 – Pecado sobre pensado

Este es el “pecado sobrepensado”: Cuando quien dice, Señor, aunque os pese haré esto; que ya veo que lo veis y sé que no lo queréis y lo entiendo; pero más quiero yo seguir a mi antojo que vuestra voluntad

Santa Teresa de Ávila C 71, 3

El telón- Milan Kundera

Don Quijote explica a Sancho que Homero y Virgilio no describían a los personajes <<como ellos fueron, sino como habían de ser para quedar ejemplo a los venideros hombres de sus virtudes>>. Ahora bien, el propio Don Quijote es cualquier cosa menos un ejemplo a seguir. Los personajes novelescos no piden que se les admire por sus virtudes. Piden que se les comprenda, lo cual es algo totalmente distinto. Los héroes de epopeya vencen o, si son vencidos, conservan hasta el último suspiro su grandeza. Don Quijote ha sido vencido. Y sin grandeza alguna. Porque, de golpe, todo queda claro: la vida humana como tal es una derrota. Lo único que nos queda ante esta irremediable derrota que llamamos vida es intentar comprenderla. Esa es la razón de ser del arte de la novela»

Por sus llagas habéis sido curados

Lo más auténtico que tenemos es nuestra capacidad de crear, de superar cosas y de resistir, de transformar y de ser más grandes que nuestro sufrimiento.

Ben Okri

Escuchaba ayer esta frase que me hacía caer en la cuenta de cómo vivimos el sufrimiento y la recordaba aún más al leer la entrada de Dani a cerca de porqué Dios permite el sufrimiento en el mundo
Precisamente hoy viernes, día 11 de Febrero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo, bajo el lema: Por sus llagas habéis sido curados… y en el mensaje que Benedicto XVI ha escrito con motivo de esta jornada, nos dice:

A menudo la Pasión, la Cruz de Jesús dan miedo, porque parecen ser la negación de la vida. ¡En realidad, es exactamente al contrario! La Cruz es el “sí” de Dios al hombre, la expresión más alta y más intensa de su amor y la fuente de la que brota la vida eterna. Del corazón atravesado de Jesús ha brotado esta vida divina. Solo Él es capaz de liberar el mundo del mal y de hacer crecer su Reino de justicia, de paz y de amor al que todos aspiramos.

La vivencia del sufrimiento es una experiencia intensa de fe y cuando convives día a día con personas que sufren, te das cada vez más cuenta, que Dios está presente en ellas y que con su fuerza muchas son capaces de seguir adelante, pese a la enfermedad, y seguir con fe.
Recientemente haciendo una valoración a una señora en el hospital donde trabajo, tras hacerle la pregunta «¿Usted tiene fe?«, me respondió…»¿Y sin fe… qué se puede esperar?»r

Sus palabras, su mirada y su sonrisa, se quedaron grabados en mi mente. También en el sufrimiento Dios nos acompaña.

Mensaje completo de Benedicto XVI por la Jornada Mundial del Enfermo 2011