El canto del pájaro

Lo cierto, sin embargo, es que incluso en las experiencias más trágicas y cruentas de la humanidad, guerras y holocaustos, no han dejado de cantar los jilgueros o los ruiseñores ni han dejado de propagar su perfume las rosas ni de haber quienes aspiran a la libertad de los campos, como la bella Marcela cervantina, o que han salido de la ciudad buscando algo que no se halla en el solo pensar, como sucede en los diálogos platónicos.

El canto del ruiseñor es siempre el mismo canto y el perfume de la rosa siempre es el mismo, sólo nosotros no somos los mismos cada vez que oímos uno de esos cantos o sentimos ese perfume, y no porque seamos sólo un devenir, suma de pasado, presente y futuro, sino porque ese canto y ese perfume nos conmueven y nos transforman, haciéndonos otro, lo otro a lo que también se refería Rimbaud.

Andrés Trapiello

2 comentarios en «El canto del pájaro»

  1. En uno de esos sellos aparece un gorrión, leí que se extinguen unos 14.000 al año,Madrid es una de esas ciudades malditas para ello, el frío, la desaparición paulatina de zonas verdes para anidar, la contaminación. ¿Qué pasa cuando desaparecen 14.000 o alguno más y no los encontramos como para volver a escucharlos y que ese canto nos transforme?, ¿qué pasa cuando el olvido nos conduce a que ignoremos como nos conmovía la belleza y el aroma de una flor?.

    Preciosa esa entrada en ésta nublada mañana que no por ello niega el sol. Y todo acierto las entradas relacionadas. Gracias.

  2. Desgraciadamente, la vida, a veces, desaparece por completo. Así ha sucedido en la isla de Santorini (situada en el Egeo. Erupciones volcánicas, terremotos y maremotos la han sacudido en varias ocasiones a lo largo de la Historia. Consecuencia de ello es que la vida animal ha desaparecido. No se oye el trino de los pájaros, porque se fueron hace mucho tiempo. Por la noche, hay un silencio que no se da en otros lugares. Cuando una tierra rechaza la vida, los animales huyen.

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