hay también una segunda relación importante del silencio con la oración:
no sólo existe nuestro silencio para disponernos a la escucha de la Palabra de Dios. A menudo, en nuestra oración, nos encontramos ante el silencio de Dios, experimentamos una especie de abandono, nos parece que Dios no escucha y no responde. Pero este silencio de Dios, como le sucedió también a Jesús, no indica su ausencia. El cristiano sabe bien que el Señor está presente y escucha, incluso en la oscuridad del dolor, del rechazo y de la soledad. Jesús asegura a los discípulos y a cada uno de nosotros que Dios conoce bien nuestras necesidades en cualquier momento de nuestra vida. Él enseña a los discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis» (Mt 6, 7-8): un corazón atento, silencioso, abierto es más importante que muchas palabras.
Benedicto XVI, catequesis sobre la oración
2013 29 Ene
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enero 29th, 2013 at 01:49
Hola que tal gracias por tu aportación.Muy bonito y profundo.Muy útil para ponerlo en practica en la vida de cada dia.La oración y el silencio son muy importantes.
Cuidate.
Un saludo.
septiembre 18th, 2013 at 04:41
uah me gusto mucho su artículo referente al silencio toca fondo y hace reflexionar