Procuremos, pues, hermanos, no sólo vivir rectamente, sino también obrar con rectitud delante de los hombres, y no sólo preocuparnos de tener la conciencia tranquila, sino también, en cuanto lo permita nuestra debilidad y la vigilancia de nuestra fragilidad humana, procuremos no hacer nada que pueda hacer sospechar mal a nuestro hermano más débil, no sea que, comiendo hierba limpia y bebiendo un agua pura, pisoteemos los pastos de Dios, y las ovejas más débiles tengan que comer una hierba pisoteada y beber un agua enturbiada.
San Agustín
Un comentario en «Pastos de Dios»
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Hola que tal gracias por tu aportación. Muy profundo e importante.No debemos despirtarnos con las cosas de este mundo y siempre buscar las más elevadas las de Dios.
Buen fin de semana.