No se perdona por interés, para que, por ejemplo, el otro cambie su manera de ser. Eso sería un cálculo que nada tiene que ver con la gratuidad del amor evangélico. Se perdona a causa de Cristo.
Perdonar supone incluso renunciar a saber lo que el otro hará de ese perdón.
Un comentario en «Perdonar»
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Muy cierto