persona y III

La persona es –según Mounier– “una presencia de mí”, que solo se muestra parcialmente, pues no deja de acontecer y en su acontecer siempre hay algo más que lo dado. Su trascendencia no es un dato inmediato, sino una intuición que solo se clarifica al descubrir la existencia del otro no como resistencia, sino como interpelación. Ser persona es comprender que el otro nos concierne, que su dolor y su alegría no pueden dejarnos indiferentes. Ante el otro, no cabe la evasión, sino el compromiso. Los otros no nos limitan, sino que nos configuran. Nos permiten ser, conocernos, encontrarnos. Si niego al otro, me niego a mí mismo.

Rafel Narbona

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